La transición atlética

Jesús Gil ha demostrado que iba en serio, que al menos deja la presidencia, lo que no impide que siga controlando el club. Harto del quebranto económico que le ha provocado su empeño personal de mantener al Atlético en la élite —le recordaré siempre por ello— quiere ahora a toda costa recuperar el dinero invertido y el patrimonio hipotecado en su día en beneficio de la entidad. Tanto Enrique Cerezo, como el serio y eficaz Miguel Ángel Gil no parecen, pues, destinados sino a personificar una transición que posibilite los deseos del hasta ahora presidente. En el horizonte se vislumbra la Alternativa Atlética liderada por Ignacio del Río, que pretende inaugurar una nueva etapa en la entidad, en la que el protagonismo recaiga en la masa social del club.

No está mal como filosofía, aunque dudo mucho que en el bolsillo del socio esté, únicamente, la solución a los males económicos del club. Ojalá me equivoque, pero intuyo que va a ser necesario algo más. En cualquiera de los casos me parece loable que se dé voz y voto al socio y al pequeño accionista y que su opinión sea decisiva para dar luz verde a cualquier tipo de decisión, alguna tan trascendental como vender el Calderón. Podemos estar ante un gratificante ejercicio de democratización tras casi dos décadas de personalista gestión.