NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Reflexiones al hilo de una jornada con miga

El primer gol de Ronaldo en Valencia me hizo recordar una jugada en Turín. El balón viene volando y la defensa valencianista se adelanta y reclama. Gol. Cuatro con la mano en alto y Ronaldo metiendo gol. Y voy a lo de Turín: hay un pase a Ronaldo que sí está en fuera de juego, porque la defensa de la Juve sí se ha adelantado bien. Pero nadie reclama. Nadie con el brazo en alto. Todos recuperan y Thuram llega a tiempo de cortar la acción de Ronaldo, que tenía olor a gol. Nos gusta meternos con el calcio, pero hay cosas que bien haríamos en imitarles.

Voy al Manzanares. Autogol por cesión al portero. Estoy casi por decir que me alegro. No me gusta que los jugadores de campo recurran al portero cuando no saben qué hacer con el balón. Para no quedar desairados, se lo mandan a un compañero que se maneja mal con los pies para que sea él quien haga el ridículo. Y de cuando en cuando cae un castigo. Y otra reflexión de ese partido: el Atlético fue mucho mejor en la segunda parte. Claro, con mejores jugadores y con todos en su sitio un equipo es mejor. Hasta los más conspicuos entrenadores llegan a olvidarse de eso.

Y acabo en La Rosaleda. Esta vez la Real no tendrá queja del árbitro. Mi cálculo es que a lo largo de toda una Liga los errores se reparten y se equilibran. O casi. Como los diversos factores de fortuna. Sólo que es hábito nacional armar mucha zaragata cuando el que sale beneficiado es el Madrid, o perjudicado uno de sus rivales. Pero aquí hay para todos. Y lo que hay, y siento decirlo, son árbitros que no están a la altura. Lo vimos el sábado en Valencia y lo vimos anoche en Málaga. Hay otros que son mejores, pero esta vez los han escondido en partidos menores.