Ramzi frena el sueño del ascenso granota

Con lágrimas en los ojos. Lágrimas de rabia, de impotencia, de dolor... Porque el sueño del retorno a Primera, 40 años después, se esfumó ayer del Ciutat de Valencia. Y lo hizo, dejando en el levantinismo la enésima sensación de que, sea quien sea quien domina esto del mundo del fútbol, no va a consentir el ascenso granota. Esos poderes fácticos tuvieron a un buen Córdoba de aliado, porque el gol de Montenegro no se lo regaló nadie a los andaluces, que por momentos fueron mejores sobre el césped.

Pero el levantinismo, reflejado en los ojos rojos con los que Limones abandonó el estadio no llora por eso. Lo hace porque no entiende por qué Berruet no fue expulsado en el 28’, tras el penalti a Congo (igual que sucedió hace dos semanas con Marcelino). Lo hace porque todos los árbitros son valientes en su estadio, donde un gol fantasma de Ramzi no despierta dudas.

Gol, 1-2 y adiós al sueño. Pinchó el Albacete y hoy bien podrían hacerlo el Zaragoza o el Murcia pero dará igual porque este Levante no va a subir. De cualquier modo, no es menos cierto que Montenegro estuvo soberbio. Marcó un gol importante y apoyado en el oscuro trabajo de Gracia dominó por momentos a un centro del campo granota, que estuvo lejos de su nivel habitual. Ayer al coraje azulgrana le faltó el buen juego exhibido en las últimas semanas, ese que, por lo que sea tampoco dio puntos.

Se salvará. Por ello, el equipo salió ayer ansioso y le estalló en la cara. Ya nadie cree en el ascenso (ni directiva, ni plantilla, ni afición). De los últimos doce puntos, el Levante ha sacado sólo tres. Si juega bien, empata; si lo hace regular, pierde. Y así es imposible recortar cinco puntos (que hoy probablemente serán más). Así, el Córdoba, que jugando así logrará la permanencia sin duda, respiró ayer en Valencia a costa de matar al Levante. Con razón o no, los ojos de la afición granota miran hacia un aragonés: Clos Gómez.

EL DETALLE

Villarroel bajó al túnel de vestuarios

Pedro Villarroel, máximo accionista del Levante, así como Ángel Rubio bajaron indignados al túnel de vestuarios tras la concesión del gol fantasma de Ramzi y se quedaron allí hasta el final del encuentro. El segundo gol del Córdoba dinamitó el sueño del ascenso.