Los clubes piden las quinielas a Rajoy

Los clubes de fútbol (o por lo menos la clase media, y media-baja de ellos) ha buscado el amparo de Rajoy ante la evidente ruina que les amenaza. Ahí le quiero ver. Le han enviado una carta, posteriormente difundida en el sector, en la que le expresan sus pesares y sus dudas. Rajoy está un poquito a contrapié porque siempre se ha tirado el farol de ser un hombre muy del deporte. De hecho es un buen aficionado, un clásico disfrutador de la prensa deportiva y del sillón-bol. Pero difícilmente puede tener soluciones para el fútbol, salvo soltar el dinero de las quinielas. Ahí le quiero ver.

El fútbol está arruinado, pone la carta. Está arruinado por lo mismo que todos los que lo están: porque gasta más que lo que ingresa. Y ahora imagina otros ingresos. Empieza a abandonar la esperanza de que la televisión pague más. Imposible salvo que se revoque el engendro de la ley de interés general. Aquella parida de Álvarez Cascos, votada conjuntamente por PP, PNV e IU, (¿recuerdan?) es lo que provoca que hoy el fútbol valga menos que en los países de nuestro entorno. Pero están muy cerca las febriles prédicas sobre los beneficios de esa ley como para que Rajoy abjure de ellos.

Le queda una salida: las quinielas. ¿Y qué pasa con las quinielas? Pues que el 55 % va a premios, el 10 % al fútbol y el 35 % al Estado. ¿Por qué el 35 % para el Estado? Porque nacieron como impuesto sui géneris, en época en que la doctrina impositiva era otra de las chapuzas franquistas. Al PP no le vendría mal invertir el porcentaje: un 10 % para el Estado (para el funcionamiento del tinglado, en realidad) y un 35% para los clubes. Sonaría justo y tendría un aire moderno. Yo que Rajoy me animaría. Su pega es que él sabe que ese dinero lo van a destrozar. Y no se atreve a decírselo.