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La zozobra de Hierro

Quien a hierro mata a hierro muere. Profeso una sincera admiración por el capitán del Real Madrid, pero me duele el alma ver cómo se está desangrando en una recta final de carrera en la que ya ha sufrido varios siniestros totales. Del Bosque se equivoca creyendo que le hace un favor al otorgarle la titularidad de forma incondicional. Qué yo sepa, Pavón fue titular ante el Depor, en Villarreal, en Moscú, en Huelva... y Casillas no encajó un solo gol. El canterano no se queja públicamente porque es orgulloso y un chaval muy inteligente, pero se lo han cargado sin que encuentre ningún argumento futbolístico de peso que lo justifique.

Hierro todavía podría estar operativo para echar una mano la próxima temporada, pero sólo si pierde los galones y acaba su carrera en el banquillo como lo hizo Sanchís, ayudando como central de repuesto para aprovechar su experiencia. Nadie se escandalizó por ello y no encuentro la diferencia.

El caso es que Del Piero, como ya hiciese en 1996, enterró al Madrid en Delle Alpi con dos acciones que catalogan el talento de un jugador. Alessandro sí es galáctico, destrozó al Madrid con sus diabluras y a Hierro lo dejó sentado en el segundo gol como hiciese Ronaldo con Abelardo en Vitoria hace unos meses. El Madrid se suicidó en Turín por su racanería táctica (lo de Flavio y Cambiasso tardaré meses en digerirlo), por no haber muerto con las botas puestas (Vicente, al gran Ronaldo hay que sacarlo de inicio aunque sea cojo) y por la desdicha de Figo en ese penalti que telegrafió ingenuamente a Buffon. La Champions perdió a su Rey. Merecidamente. Toca tragar. Tiempos de silencio.