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Ni Zidanes ni Pavones

Es verdad que pudo ser. Va en la portada. Ahí estuvo. El penalti de Figo podría haber cambiado el rumbo de las cosas si llega a entrar, y más si hubiera venido acompañado de una segunda y justa tarjeta a Montero. Pero ni era el día ni hubiera sido realmente justo. El Madrid fue peor que la Juve. Dos, tres o más goles peor. Y es una lástima, porque la propuesta del Madrid es más bonita, más emocionante, más romántica. Buenos jugadores, libertad, inspiración. Enfrente lo que hay es culto a la disciplina y al orden. Y jugadores buenos, sí, pero no tanto.

Pero al Madrid le llegó este partido en un mal día. El Madrid es un agregado de fenómenos que depende del buen momento de éstos. Si Raúl sale de una apendicitis, Ronaldo está en una pierna y a Zidane le duele la ciática, el equipo es otro. Quedaban Figo y Roberto Carlos, pero a los dos les van pesando los años. Quedaba Casillas, pero se ha cansado de hacer milagros. Quedaban Helguera y Michel Salgado, que son jugadores fenomenales, brillantes ambos en el partido de ayer, como siempre. Faltaba Makelele, justo el día más difícil. Y faltaba Pavón, ya saben por qué.

Faltaba Pavón porque tenía que jugar Hierro, porque sí. Como ha ocurrido en el último mes y medio. El entreguismo de personajes de la categoría profesional, intelectual y moral de Del Bosque, Valdano y Florentino a este jugador periclitado es un misterio para mí. Su presencia en partidos difíciles como el de anoche, en los que tira la sisa y la entrepierna, el cuello es estrecho y la manga corta, es una apuesta directa por el ridículo. Pero temo que cuando más se diga esto más decididos estarán a sostenerle, renovarle y a echar las culpas al que pase más cerca.