El templo de Zidane en Turín

En el corazón del Piamonte, a los pies de la colina en la que Zidane residía junto a la mansión del difunto magnate de la Juve y de la Fiat (Gianni Agnelli), se encuentra el principal reducto en el que dejó huella el genio marsellés en Turín. En el número 59 de la calle Moncalieri hay un restaurante modesto, Da Angelino, que huele a pasta antes de entrar en su vestíbulo. Nos recibe Rita: "Allo, ¿son periodisti espagnolos? Pasen, pasen, vienen por lo de mi querido Zizou, ¿verdad?". El local rezuma fútbol por sus tres estancias. Es como el Donostiarra, pero en pequeñito. Rita nos explica que Zidane es amigo íntimo de su hijo Roberto Falvo, cuya comida gusta tanto al marsellés que incluso se convirtió en el cocinero oficial de la selección francesa.

Las paredes se engalanan con fotografías de la Francia triunfal de la Eurocopa de 2000 y del francés vestido de chef, cual Arguiñano versión marsellesa. La prueba de que Zidane adora a esta gente es que en un reservado discreto está la camiseta que ZZ llevaba puesta en la final con Italia y las dos botas Adidas con su nombre. "Zizou vendrá a verme. Soy tifosi de la Juve, pero por él me alegraría que el Madrid pasase a la final. Es un bendito", dice Rita.

Por allí aparece Dino Marchiggio, un tipo bajo y gordito, con camisa granate y un llamativo escudo del Madrid. Me regala una caricatura realizada por Franco Bruna, en la que se ve a Zidane y Ronaldo celebrando un gol. Una leyenda grita: "Real, Real Madrid vamos a matar a la...". Se supone que se refiere a la Juve porque aparece una cebra con los colores negros y blancos con cara alicaída.

Rita nos muestra fotos de Baggio, Vialli... ¡y Maradona!: "Diego venía mucho aquí. Le gustaba comer. Por eso estaba grosso". Me dice que el plato preferido de Zidane son los "rigattone al pomodoro". Nos cuenta que a Zizou le gusta tanto este plato que su hijo Roberto se la lleva a España. Rita nos invita a una cerveza y se despide emocionada porque le regalamos una bufanda con los escudos del Madrid y la Juve. Así no hay quien discuta. Y menos con el estómago agradecido. Ahora te entiendo, Zizou.