¡Raúl, vuelve pronto!

Cuando te clavan cinco goles de todas las gamas imaginables y el rival te pasa por encima como si fueses un pelele entregado al sado lo mejor es marcharse a casa, renunciar a la cena y desconectar el móvil para evitar que los listillos de turno (sólo aparecen en estas ocasiones, como los roedores) agiganten una herida cuyo origen no se ubica en el aparatoso naufragio ante la ensaimada mecánica, sino el pasado 21 de abril. A Raúl le atacó una maldita apendicitis, que se convirtió en un tiro en el estómago del campeón de Europa. Cierto que el Madrid se exhibió en Old Trafford y en La Cartuja. Pero faltaba algo... Tengo testigos de que ayer, con 1-0 en el marcador y todo a favor, valoré: "Sigo echando de menos a Raúl en el campo. Falta su espíritu indomable. Algo falla...".

Lo fácil sería cebarme con Hierro quien, por cierto, ayer evidenció que Pavón merece ser titular antes que él por muy capitán y grande que haya sido el malagueño. Ahora que hay juicios rápidos en este país muchos querrán que Hierro pague su condena en unos días, pero es más sencillo. Que vuelva al banquillo y recupere la forma perdida. Punto y aparte. Insisto en mi obsesión inicial. La gente olvida que con Raúl en el campo los centrales del rival se vuelven locos para sacar el balón jugado desde atrás. Es como tener una mosca cojonera que te recuerda que con él en el pasto el Madrid nunca navegará a la deriva. Digo más antes de caer en ningún foco depresivo postitanic. Raúl estaba ayer corriendo en solitario por la pradera del Bernabéu, antes del partido, acelerando todos los plazos de su vuelta. Este depredador es como El Cid después de muerto. Que le clonen para el martes y verán qué pronto olvidamos este puñetero 1-5...