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El sentimiento atlético de la vida

"El corazón tiene razones que la razón no entiende". Bernardo Salazar acude a Pascal para explicar el sentimiento atlético, enigma que estos días se ha convertido en gran debate nacional. ¿Por qué se es del Atlético?, se pregunta mucha gente. El propio Atlético ha incluido el enigma como signo distintivo preferente: "Papá, ¿por qué somos del Atlético?", decía un slogan reciente del club. La pregunta completa sería, y todo el mundo está de acuerdo en esto: ¿por qué ser del Atlético, con los frecuentes sinsabores que reporta, pudiendo ser del Madrid, que tan fácil te hace la vida?

Y en el debate se ha colado un cierto culto estético a la derrota y al malditismo que me parece una impostura. No se es del Atlético para perder. El Atlético no siempre pierde. Gana muchas veces, ha ganado mucho a lo largo de este siglo. En términos históricos podemos considerarle el tercer club de este país y está entre la docena de los más selectos de Europa. La suya no es una historia de desdichas, no es un regodeo masoquista en descenso fatal por los círculos del infierno de Dante. La suya es una historia brillante, aunque lo parezca menos por comparación con la del Madrid.

Más creo en la visión que dio Juan Luis Cano ayer en el programa de Iñaki Gabilondo: "Los atléticos estamos más en la vida. En la vida se gana y se pierde. El Madrid es una especie de Disneylandia, donde todo sale bien". Se gana y se pierde, se aprende a ganar y se aprende a perder, se disfruta más cuando se gana, se digiere mejor cuando se pierde. Y se educa uno en ello. Esa quizá sea la clave. El fútbol como prolongación de la vida, no como mero espectáculo gratificante, de final feliz casi siempre garantizado. Azar, amor y desamor, sol y lluvia, premio y castigo. El Atlético. La vida.