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En deuda desde el gol de Bertoni

Históricamente, Sevilla y Real Madrid han compartido símbolos y sentimientos durante décadas. Ambos visten de blanco impoluto, el Pizjuán parece una réplica del Bernabéu en pequeñito y hasta Caparrós defendió el escudo al que hoy querrá morder por exigencias del guión. Pero, por encima de todo, los madridistas se sienten en deuda con el sevillismo desde el 11 de mayo de 1980. Fue una inolvidable tarde de domingo. La Real de Luis Air Arconada sucumbía por fin después de 32 jornadas invicta gracias a ese portero con alas y guantes de acero que detenía hasta la respiración de los delanteros enemigos. El carrusel de la Ser escupía por mi vieja radio sonidos que no olvido: "Increíble. Con dos menos en el campo por expulsión de Blanco y Juan Carlos, el Sevilla ha obrado el milagro. Ha sido Bertoni. ¡Qué golazo del argentino. El Madrid, nuevo líder!".

Una semana después, los de Boskov cerraban la Liga en el Bernabéu ante el Athletic (premonitorio, el mismo rival con el que finiquitará esta Liga el 22 de junio) y se alzaba con el título con Pirri, Juanito, Santillana y... ¡Del Bosque! deslumbrando con su juego. Bertoni tumbó a Arconada con aquel remate cruzado y esos detalles no se olvidan. Por eso, me alegra que el Sevilla haya elegido un escenario digno e imponente como es el estadio de La Cartuja para un partido que se escribe con mayúsculas. Lo acontecido en la ida con Pablo Alfaro debe quedar archivado. Hay que rescatar el fútbol sin astillas. Que hablen las botas de Ronaldo, Reyes, Zidane, Antoñito...