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Las sabias palabras de Toni

Al final del partido del Calderón, una botella alcanzó a Toni. Preguntado por el asunto, dio una muestra de sensatez que habría que grabar en piedra: "No me siento agredido por la afición del Atlético, sino por un individuo que es un idiota, un imbécil, un insensato. Gente así no debería venir al fútbol. Y hoy hay medios para localizarlos e impedirles volver al estadio". Justo. Eso es lo ideal y lo que no se hace. Lo que se hace es exactamente nada, hasta que los hechos en un estadio se consideran excesivos y entonces se adopta la decisión troglodita del cierre. Y pagan justos por pecadores.

Hay medios, dice Toni. Claro que los hay. Primero, la policía. Pero en España la policía va a al fútbol a ver fútbol, no a mirar al público y a detectar y en su caso detener a los incorrectos. Y luego el famoso UCO, que inauguró Aznar a bombo y platillo, y que se supone que grabaría las zonas de los ultras y permitiría identificar a los revoltosos. Pero nada de eso funciona. No hay ninguna voluntad de prevenir y combatir seriamente el asunto. No hay más que pasividad perezosa y declaraciones folclóricas cuando ocurre algo gordo. Entonces todo el mundo se apunta.

Y se cierra el campo, aunque una gran mayoría del público no haya hecho nada más que pagar por adelantado un abono del que se le arrebatan por la cara uno, dos partidos o los que sean. Viene a ser tan útil y tan justo como cerrar ese Corte Inglés de Barcelona en el que un gamba robó un jamón. La preocupación de las autoridades debe ser localizar a tipos como el memo que lanzó la botella a Toni, y si hicieran bien su trabajo al cabo de poco tiempo no tendríamos los problemas que cada poco tenemos por la convivencia con esos majaderos que no pintan nada en los campos.