La ‘carita’ de Enric Reyna

Mira que han pasado cosas en el fin de semana, pero me quedo con el rostro del presidente del Barça el sábado en el palco del Camp Nou. Definitivamente se lo ha creído. Dijo hace poco que para un hombre sin estudios era un orgullo haber presidido la Fira de Barcelona y el Barça. Loable es ese orgullo, tanto como ilegítimo su deseo de perpetuarse sin pasar por las urnas. Reyna sueña también con levantar la Copa de las orejas grandes. Desconoce el mundillo del fútbol. No sabe que los que hemos sido más beligerantes con la gestión de Gaspart, si se ganara la Copa de Europa, desearíamos ver antes a don Joan en la foto que a él. Cuestión de principios.

A nte el Depor cantaba más que nunca su cara de pardillo. Lendoiro, inmutable cuando su equipo perdía, y también cuando ganaba, prestó poca atención al novato , que se revolvía de gozo en el primer período y puso cara de funeral cuando pitó el final el árbitro. Son tan malas las pañoladas del soci como la indiferencia. Reyna estaba allí, viendo el desplome liguero de su equipo, mientras la masa social pasaba de él. Lógico. Ninguno de los presentes, cuando en su día acudió a las urnas, lo hizo para votar al señor Reyna. El fútbol ha castigado siempre a los ventajistas. Debería tomar nota.