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Makaay, Kovacevic, Ronaldo...

Dos goles de Makaay. Uno metido en la olla, saltando para ganar limpiamente, meter el parietal y colocar el balón en el segundo palo. El otro, en larga carrera, en la que sincroniza la arrancada con el pase de Sergio; luego, basta con pasar como un rayo junto al acabadísimo De Boer, resistir la persecución de Puyol y quebrar, con la mente aún fresca, la salida de Bonano. Dos goles distintos, pero dos goles de delantero, de un gran delantero que les ha comido el pan a Tristán y a Luque en la competencia más dura del fútbol español en una misma plantilla por un mismo puesto.

Con sus goles, los de anoche y todos los anteriores, Makaay mantiene al Depor vivo en la Liga. Con los suyos, Kovacevic, otro nueve excepcional, tiene a la Real donde no soñaba cuando empezó esta Liga: aspirante aún, a pocas jornadas del final, y con el Madrid teniendo que jugarse la tranquilidad en Anoeta. El Madrid tiene también su nueve, Ronaldo, que empezó tarde pero que ha hecho también muchos goles y que se presenta en Anoeta como la gran baza blanca. Cantó ante el Manchester pero este partido va con su estilo, porque la Real deberá dejar espacios.

Pero a lo que iba: son los tres mejores nueves del campeonato, y sus equipos son los tres primeros. El Valencia se retrasa por culpa de que le falla esa pieza. En el Barça fallan muchas piezas, pero entre otras falta también esa. Kluivert es un lujo de jugador, pero no remata, o remata poco. Todo lo que se construye en el fútbol se construye para llegar al área, y allí hay que confiar en que el especialista de turno dé el golpe final. De cabeza, con el pie, con la canilla. Por velocidad, por imponer el cuerpo, por astucia, por casualidad. Pero de ellos es el gol, de ellos es el fútbol, de ellos es esta Liga.