Beckham todavía le hace tilín al Madrid

Como hace tres años, Beckham dio la cantada en el Bernabéu. En un partido glorioso fue de lo peor que se despachó. Si se piensa además en la expectativa que creó a priori su presencia en tal lugar, tal día y tal circunstancia, hay que considerar su fiasco como algo a recordar. No se fue ni una vez de Roberto Carlos, de sus centros no salió nada realmente maligno para el Madrid, se encontró en una ocasión ante un remate relativamente claro que echó fuera y su presencia general en el partido fue menor. Resultó intrascendente en un partido realmente grande.

Y sin embargo me consta que en Real Madrid aún hace tilín. Puede ser por el vicio de completar una colección de megacracks que nunca ha tenido nadie. Puede ser por acercarse a través de él a un mercado asiático que al Madrid se le resiste, pero que considera necesario conquistar para mantener un nivel de ingresos que le permita seguir obteniendo y pagando los mejores jugadores del mundo. O puede ser porque en el club exista una valoración del futbolista muy por encima de la que ha merecido ante la afición en estas dos ocasiones en que ha pisado el Bernabéu.

De Beckham se sabe que no quiere jugar de extremo. Si el Madrid piensa en él no es, para nada, como competidor o sucesor de Figo, que disfruta de una consideración máxima en el club. La plaza sería la que él desea, la de organizador de juego, junto a Makelele. La plaza de Flavio, la peor cubierta hoy en el equipo. La plaza que Florentino quiso primero para Mendieta y luego para Vieira, la que no ha podido cubrir Cambiasso, la que Del Bosque no fía a Guti, la que Flavio no rellena. Hay un hueco y hay un galáctico suelto. Y al Madrid todavía le hace tilín el asunto.