Barça y Athletic degradan el sistema

Lo escribía yo en esta columna el otro día: Barça y Athletic, a costa de sentirse portadores de valores especiales (y de serlo en realidad) se consideran aforados. Y empiezo a pensar que lo están. Ayer se produjeron sendas vueltas de tuerca en los casos del cierre del Camp Nou y de Gurpegui. Por un lado, el Barça rompe la baraja y anuncia que acude a la justicia ordinaria. Por otro, Disciplina Deportiva suspende la sanción cautelar a Gurpegui con el argumento de que como es joven ya habrá tiempo para que la cumpla. El reloj sigue corriendo y ambas sanciones se atrasan.

El recurso a la justicia ordinaria es una medida que vulnera los usos del fútbol, basados en el acuerdo común de que los pleitos futbolísticos (no los penales o los laborales) mejor resolverlos dentro, por no alargarlos indefinidamente. Pero el Barça lo que busca es alargarlo. Como el Athletic. Desde el principio han seguido una estrategia de apurar todos los plazos para presentar recursos en todas las instancias. Porque no conciben que les sancionen como a otros, y porque en el peor de los casos esperan llegar al XXV Aniversario de la Constitución en busca de una amnistía de amplio espectro.

Con todo ello hacen sentir a los demás que gozan de un trato especial y, sobre todo, ponen de relieve la falta de autoridad de la Federación. Curioso: esta Federación perdonó al Barça la enormidad de retirarse de la Copa y este es el pago que recibe por parte del club al que entonces favoreció tan escandalosamente. Respecto a Gurpegui, su caso contó con la cooperación de la Federación hasta que el CSD se vio obligado a intervenir dado el carácter escandaloso del asunto. Ahora Disciplina Deportiva se rinde al tercer recurso. En fin, toda una degradación del sistema.