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La figura del árbitro es inviolable

El Madrid confía en que lo de Roberto Carlos se quede en una suspensión de dos partidos con Brasil. La impresión en el club es que se le aplicará el Artículo 48 del Reglamento de Sanciones, que dice que "el jugador que intencionadamente utilice ‘vías de hecho’ hacia otra persona sin causarle lesión corporal ni atentar contra su salud" será suspendido por dos partidos si se trata de partido amistoso o cuatro si se trata de partido oficial. La figura vías de hecho traduce actitudes ofensivas de palabra u obra, del tipo de lo que aquí llamamos desconsideración. No verdaderas agresiones.

Los dos partidos los cumpliría con Brasil. Casi una ventaja para el Madrid, que podría entregarlo más tarde para la Copa de las Confederaciones. Pero existe el temor de que su actitud ante el árbitro israelí se considere agresión, en cuyo caso le podría caer una sanción de algunos meses, que le privaría de jugar en el Madrid en ese tiempo. En la fase decisiva de la temporada. Tiene guasa que además de pagar a los jugadores, cederlos gratis y expuestos a lesiones, los clubes corran también el riesgo de sufrir en sus carnes las suspensiones consecuencia de partidos de selección.

Pero así es la cosa, así ocurrió con Joao Pinto (seis meses, luego reducidos a cuatro por una agresión, ésta sí, a puño cerrado, al árbitro) y así podría ocurrir ahora si Marcel Mathieu, presidente de la comisión, tomara el hecho por la tremenda. ¿Y cuándo puede ser? Ni eso se sabe. No hay ritmo de reuniones establecido para estas cosas. Puede ser mañana o dentro de un mes. Y hasta que eso llegue no podrá respirar tranquilo Roberto Carlos, porque lo que hizo fue olvidar que la figura del árbitro es inviolable. Cometió un serio error. Menos mal que su trayectoria anterior es magnífica.