Insufribles bodrios
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No se trata de que Sáez cuente chistes, que no le saldría, pero la selección ha perdido esa chispa que generó tanta ilusión antes y durante el pasado Mundial. Sea porque nos ha tocado un grupo de marmolillos en la clasificación para la Eurocopa, sea porque los clubes en estas fechas viven su momento álgido y la Champions y lo que se avecina pesa mucho o sea porque la única promoción a nivel federativo conocida en los últimos meses llega de la mano de las famosas facturas del educado y tolerante Padrón (yo también sé mentir). No sé, pero algo falla. Tampoco ayuda mucho que el seleccionador plantee todos los partidos de la misma forma, ya sea Alemania o Ucrania. Igual en Kiev podía haberse permitido algún lujo ofensivo dado que ellos jugaban con nueve metidos en el área durante todo el partido. Para eso se ven vídeos y rivales. Digo yo.
Y luego hay algo que fue lo que impulsó al anterior seleccionador a renunciar al cargo. No se pueden perder dos años de vida en un banquillo para participar únicamente en una fase de clasificación donde los rivales son Ucrania, Armenia, Irlanda del Norte y Grecia. Si tienes un pelín de ambición, se te viene el mundo encima. ¿Porqué no busca la UEFA quitarse la purrela de encima en una fase previa? Diría más, hay una serie de equipos que deberían estar clasificados de oficio para la fase final. Tan malo fue el partido de ayer, al margen del resultado, que me quedo con el incansable trabajo de Raúl una vez más (parece también nacido para jugar en campos horribles y frente a rivales horribles) y la clase de Marchena a la hora de tocar el balón desde su puesto de defensa central. ¿Poco, verdad? Es que no hubo más. Bueno sí, lo bien que se lo pasaron los ucranios.
