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El reglamento es una María

Hace dos o tres días informaba Gascón en este periódico sobre la irregularidad cometida en la concesión del título de entrenador a Lopetegui, pese a tener una asignatura suspendida. (Se exige aprobar todas y cada una para obtener el título). Independientemente de la capacidad de Lopetegui, que me consta (es un buen tipo, listo y trabajador), el tema ponía de relieve, una vez más, la falta de rigor de nuestro mundillo federativo, tan trufado de enchufillos y tan poco riguroso. Hasta ahí, normal. Pero la información de AS provocó un debate en El Larguero que me dejó preocupado.

Porque la asignatura que suspendió Lopetegui era Reglas del juego. Y en el debate compareció el profesor (que ya hablaba en la información de AS) y no tuvo ningún reparo en decir que esa asignatura era una María. Como suspendieron muchos, bajó el nivel exigido. Como aun así suspendía Lopetegui, que tenía buenas notas en el resto, le aprobó por presión del director del curso, porque la asignatura "era una María", dijo. El reglamento, una María. Esa consideración explica muchas cosas en nuestro fútbol, excelente en otros conceptos pero que no respeta la esencial.

El reglamento es el espacio de acuerdo común, la esencia del juego, el dogma que da sentido a este deporte. XVII Reglas que compendian el espíritu de un juego que ama mucha gente y que estamos obligados a cuidar. Sin él no hay nada. Pero resulta que vivimos un fútbol administrado por gente que no sabe esto, y eso que son gente muy viajada. Seleccionan mal a los árbitros, los forman mal y no los protegen después. Crean comités que rearbitran porque sí cuando les place, y resulta que muchos jugadores no lo conocen y ni siquiera se les pide aprenderlo cuando se hacen entrenadores.