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Primera | Real Madrid

El homenaje ultra nació en el Palace

<B>EN EL FONDO SUR</B>. Ochaíta, de blanco, al lado de Redondo.

El improvisado homenaje que el madridismo rindió a Redondo en el Madrid-Milán tuvo un borrón final. ¿Cómo era posible que José Luis Ochaíta, que estuvo sancionado durante tres años (de 1998 a 2001) a no pisar un recinto deportivo por su reincidencia en todo tipo de altercados, entrase con impunidad en el césped para dar una placa a Redondo, más aún cuando el pasado sábado un vigilante jurado agarró con saña a una niña sólo por querer dar un beso a Casillas?

La secuencia es como sigue. Los responsables del club tuvieron conocimiento a media hora del final del partido de que los Ultra Sur iban a homenajear a Redondo entregándole una placa. Tras una reunión de urgencia en el antepalco se valoraron dos opciones. La primera, recomendar a Redondo que se quedase en el centro del campo saludando y que se olvidase del Fondo Sur. "Eso hubiera provocado una alteración del orden público porque los ultras lo hubieran interpretado como un desafío y más de uno hubiera dicho que Florentino estaba pasando factura a Redondo", comentó a AS un responsable del club.

La segunda opción, la más lógica, fue preparar un dispositivo de seguridad para que el camino de Redondo hacia el territorio ultra no provocase nuevos incidentes. Redondo fue hacia la grada donde estos se ubican y Raúl le abandonó a medio camino al no ser cómplice de un pacto que se había gestado un día antes entre los ultras y el propio Redondo en el hotel de concentración del Milán, el Palace.

El Madrid decidió reforzar con 50 nuevos vigilantes jurados la zona de seguridad existente entre el fondo de los Ultra Sur y la portería. Ahí es donde Ochaíta y un tal Darío, de nacionalidad argentina, tuvieron total impunidad para entregar la placa al jugador y lanzar proclamas con un micrófono que es de suponer no fue controlado por los detectores de seguridad. Todo ello, ante las cámaras de televisión.

Lo más curioso es que el Madrid no quiere ni ver en pintura a Ochaíta por el Bernabéu, pero desde 2001 sabe que está exonerado de responsabilidades penales y por eso el club lamenta que la Delegación del Gobierno de Madrid no le prohíba acudir al estadio los días de partido como se hace en Inglaterra con los hooligans. El club asume el desprestigio que provoca que uno de los ultras más significados acaparara protagonismo, pero a la vez espera que se entienda que se asumió lo ocurrido para evitar incidentes.

A Florentino le han recordado que Ochaíta se sigue paseando como un mariscal por el Bernabéu como en los tiempos de Lorenzo Sanz, pero el presidente no va a admitir que se repita algo parecido y ha iniciado una investigación interna para depurar responsabilidades.