Ciclismo | París-Niza
Kivilev pone al ciclismo de luto
El kazajo murió ayer a causa de una fractura en el frontal del cráneo. Se la produjo el martes en una caída en la París-Niza, en la que no llevaba casco
Andrei Kivilev salió el martes muy motivado en la segunda etapa de la París-Niza, porque acababa cerca de su casa, en Saint Etienne. Allí le esperaban su mujer y su bebé de seis meses, Leonardo, que nació el pasado 12 de septiembre. El kazajo quería dedicarle el triunfo a su hijo. Pero nunca llegó a la meta. A 40 kilómetros sufrió una tonta caída, recibió un terrible golpe en la cabeza, entró en coma y ayer, a las diez de la mañana, volvió a poner al ciclismo de luto.
El corredor del Cofidis, de 29 años, falleció a causa de una fractura en el frontal del cráneo, que le produjo lesiones en el cerebro. Minutos después de la caída entró en coma y por la noche no respondió a la operación de descompresión a la que fue sometido en el hospital de Saint Etienne.
Hay diversas versiones sobre la caída, pero la más fiable apunta a que el alemán Volker Ordowski (Gerolsteiner) se frenó por culpa de una avería y tanto Kivilev como su compañero Mrek Rutkiewicz colisionaron por detrás. Según las imágenes ofrecidas por las televisiones del instante inmediatamente anterior, Andrei iba bebiendo agua. Luego no vio la maniobra del germano y chocó con su cabeza contra la calzada. Los otros dos implicados sufrieron heridas leves.
El ciclista kazajo no llevaba casco en el momento del accidente. "Generalmente nunca lo utilizaba, pero hablar de eso ahora...", dice afligido su compañero Íñigo Cuesta. Sin embargo, el médico del Cofidis, Jean-Jacques Menuet, aseguró que Andrei Kivilev se hubiera salvado yendo con la protección puesta, "porque el lugar en el que estaba localizada la fractura se corresponde a la zona protegida por el casco".
La utilización del casco es obligatoria en todas las categorías ciclistas menos en la de profesionales, donde su uso es optativo. La única excepción está en aquellos países cuya normativa de circulación lo exige, como por ejemplo Bélgica. La UCI impuso su uso obligatorio en 1991, pero aquello provocó una gran protesta dentro del pelotón, que acabó con la derogación de esta norma.
Kivilev se convirtió ayer en el vigésimo ciclista que se deja la vida en una carrera. El último fue Saúl Morales, que en febrero de 2000 murió arrollado por un camión que se coló en la séptima etapa de la Vuelta a Argentina.
"Estoy hecho polvo. Era más que un compañero, un amigo íntimo. Como hablaba español, me ayudó mucho cuando llegué al Cofidis. Teníamos una gran relación y siempre gastábamos bromas".
"Era tranquilo y frío en la carretera, muy calculador, pero un vacilón cuando te relajabas. En parte es el responsable de que yo fichara por Cofidis, porque pidió un escalador".
"Estamos destrozados. Se me ha venido el mundo encima. Dan ganas de no subirse más a una bicicleta y ahora no sé qué hago aquí. Era muy querido por todos".
"Es la ley del ciclismo, pero siempre impacta. Un escalofrío me corre por la espalda. Era buena persona y le conocía desde amateur, porque corrió en España. En el Tour 2001 se fue en una fuga y luego estuve toda la carrera recuperando el tiempo para subir al podio".