Piterman se presenta en Las Ventas

Piterman, el gran heterodoxo del fútbol español, se presenta en el Bernabéu y la cosa no parece impresionarle lo más mínimo. "No es distinto de El Madrigal", ha venido a decir, y hay que recordar que allí su equipo ganó 0-3. Pero hace bien en dar confianza a los suyos y en entablar de salida una batalla sicológica. Todo lo que pueda poner en el asador es bueno porque la corrida a la que se enfrenta es de verdad dura. Los galácticos están en buena forma, han cogido el liderato y se sienten a gusto sobre el campo. A Ronaldo ya le ven, y le buscan y le encuentran. El Madrid es feliz.

Salvo en una cosa: los duendecillos traviesos del fútbol le han hurgado donde más le pica: en el centro de la defensa. ¿Quién jugará hoy? Pavón y Rubén, o Rubén y César, o quizá algún apaño con Makelele o Flavio en una de las dos plazas. El fútbol es así, te castiga donde más duele, y el gran déficit de la más lujosa plantilla del planeta se muestra hoy en toda su cruda realidad. Y el problema se repetirá en ocasión más trascendente el miércoles que viene, ante el Milán. Dos ocasiones para comprobar si, como dice Florentino, la cantera puede bastar para respaldar esa posición.

Pero volvamos a Piterman. No juega Munitis, y ya es lástima. Su ausencia causa ciertos recelos, inevitables, además de quitarle gracia al partido. La última vez que Munitis jugó en el Bernabéu con el Racing soltó una de las mejores actuaciones individuales que recuerdo. Fue el dueño del partido y los suyos ganaron por 2-4. Aquello le valió el fichaje por el Madrid. Ahora se queda en Santander por un dolorcillo. Lástima. Es una pena que Piterman, después de tanta expectación creada, tenga que presentarse en Las Ventas con estoque simulado.