La Federación como agujero negro

Hace algunos años escuché una frase que me llamó la atención y se me quedó grabada: "En el mundo del toro, el único decente es el toro, y por eso le matan". Por alguna asociación de ideas recordé esa frase ayer, cuando las mulillas se llevaban a Gerardo González, estoqueado por Padrón y apuntillado por Villar. No estoy seguro de que la frase cuadre en todos sus términos, pero sí en algunos. En todo caso, es el final repugnante de una crisis repugnante en un espacio repugnante: la Federación. Agujero negro del deporte español, en el que toda siniestra cutrez tiene asiento.

El deporte es un espacio ejemplar. Es el cultivo de las excelencias físicas y morales de la especie. Códigos de honor, desafíos renovados, competencia limpia, lucha cara a cara, generosidad en la victoria, nobleza en la derrota... Pero no puede evitar que en sus sótanos se instalen los peores vicios. Por ejemplo, en la Federación Española de Fútbol, donde gente se encerraba en unos despachos desde hace meses para conspirar contra otra gente. Donde en otros despachos se ponían candados para impedir probables registros. Un mundo de medraje, conspiración y malevolencia. Un asco.

En ese inframundo ha salido ganador Juan Padrón sobre Gerardo González, con la complacencia de Ángel Villar, al que cada poco le llenan el maletín de ejecutivo de billetes de avión y le dicen: "Cuando se te acaben, vuelve, que te damos más". Se ha hecho el despistado hasta que las presiones de Padrón y su banda le han obligado a tirarse este pedo. Gerardo se va. Eso sí, seriamente indemnizado. Con eso se espera que no cuente nada. Lástima. Si no cuenta nada, seremos muchos los que pensemos que es que él también tiene mucho que callar. Que en esta corrida no era decente ni el toro.