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¿Camacho? ¿Por qué no?

A menudo la gente se toma a chamba lo que dice Roberto Carlos, acusándole de ser tan diplomático que siempre dice lo que esperan oír sus interlocutores. No lo conocen. Hace semanas La Gazzetta dello Sport puso en su boca que quería fichar por el Inter y el Balón de Oro moral del 2002, algo que desmintió sin pestañear. Por eso, creo firmemente que lo que ha afirmado Roberto Cracklos en O Jogo sobre Camacho lo cree a pies juntillas. Lógico. Él sabe que el ex seleccionador también fue un 3 ilustre que defendió el escudo del Real Madrid con una pasión desmedida y sincera. Es más, junto a Gordillo son los tres mejores ‘treses’ que le recuerdo a este club convertido en una pasarela de talentos.

Roberto no ha lanzado un brindis al sol. Está encantado con Del Bosque, pero sabe que Vicente, tarde o temprano, decidirá retirarse a sus cuarteles para ganar esa calidad de vida que ha perdido desde que sufre el ajetreo y la presión de ese electrificado banquillo. La herencia de Del Bosque debe respetar el perfil: de casa, blanco hasta la médula y respetuoso con los valores históricos del club. Hay técnicos de lujo en el mercado como Arsene Wenger (Arsenal), Bianchi (Boca) o Víctor Fernández (Betis). ¡Hasta me acuerdo del gran Manzano! Pero si viene Camacho es como si Nick Nolte decide regresar a casa para hacer las paces con su padre en Hombre rico, hombre pobre. De Camacho me fío.