Flavio, el violinista

Hasta que Pablo Alfaro y Javi Navarro decidieron emular a Michael Douglas en Un día de furia e improvisar un perverso homenaje navidad a Bilardo (¡Pisalo, pisalo!) el Madrid ofreció un deslumbrante concierto de Año Nuevo. En la orquesta blanca había un violín que durante tres años estuvo desafinado a pesar de su disparatado precio. Pero hoy me veo obligado a rendirle pleitesía a Flavio Conceiçao, que formó junto a Makelele un doble pivote que reivindicó, con su vigor físico y su calidad el black power hasta el punto de anular la zona de creación del Sevilla. Flavio fue una apuesta personal del maestro Del Bosque en el verano de 2000 y a Florentino le costó la gracia 4.100 millones de pesetas. El brasileño salió rana y Vicente tuvo que tragársela, pero en las últimas semanas le ha dado la confianza que necesita la gente débil de carácter para mostrar su mejor perfil.

Flavio fue anoche un futbolista creíble y con pegada, la misma que le vi exhibir en Riazor en un Depor-Valencia en el que tumbó a Cañizares con un misil dirigido desde 30 metros. Era la época en la que todos creíamos que iba a ser un tanque tipo Mauro Silva. Por eso, todo el mundo merece una segunda oportunidad y Flavio me parece que es un jugador mucho más completo y operativo que Cambiasso. Flavio nunca será como Raúl (Hugo, ya sólo le quedan tres goles para cogerte), ni como Figo (El señor de las asistencias), ni como Zidane (el guionista de la segunda parte de Tacones lejanos). Pero para que una máquina sea perfecta es preciso que hasta las tuercas más insignificantes estén bien ajustadas. Esas que han puesto la Liga a tiro al acorazado blanco. Y conste que fue el triunfo más legal, todo ante Notario...