Gasol, Muehlegg, Elena Gómez... y Ronaldo

Que pasen ustedes feliz noche. Y disculpen que mañana no salgamos. Nochebuena, Nochevieja y Viernes Santo son los tres días que nos reservamos para nosotros. Pero seguiremos pensando en ustedes cuando comamos las uvas. En ustedes y en el deporte español, que este año nos ha dejado un montón de emociones felices, y algunas no tanto. Y nos ha dejado a Gasol y a Elena Gómez como el relevo más ilusionante del deporte español, que crece cada año. Él, por sus 82 partidos (que son todos) en la NBA, y su proclamación como mejor rookie. Ella, por su título del mundo.

Pero ha habido muchas más emociones: quince medallas de verano y diez de invierno en atletismo. Más podios que nunca en el motociclismo, aunque no haya caído ningún título. Las tres medallas de Gemma Mengual en natación sincronizada. Las siete medallas de piragüismo. Los tres españoles en el Masters de tenis y la final Costa-Ferrero en Roland Garros. El segundo puesto de Beloki en el Tour. Las victorias de la Selección de baloncesto en el Mundial frente a Yugoslavia y EE UU. La ilusionante marcha de la de fútbol en Corea hasta que la armada arbitral las echó a pique inmisericordemente.

Y la Liga del Valencia, tan merecida. Y la Copa del Depor, tan merecida y estruendosa. Y el triplete del Madrid, tan oportuno en su Centenario, cuyos fastos un pelín pretenciosos ya provocaban rechifla cuando la verdad del fútbol vino a poner las cosas en su sitio. Y Ronaldo, el astro, con su sonrisa, sus goles, su Mundial, sus premios y su estrés mediático. Y para que no todo fuera feliz, Muehlegg, Juanito, el que nos dejó cara de tontos. Esas medallas de oro y esos abrazos a la bandera parecían demasiado regalo como para ser verdad. ¡Ay, Juanito, cuanto te quisimos y qué poco te queremos ya!