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El detestable papel de Rafa Guerrero

La FIFA cometió un error al hacer de los liniers algo más de lo que históricamente habían sido. Los liniers eran aspirantes a árbitros, que arbitraban en categorías inferiores y completaban su formación acompañando a árbitros 'de verdad' en categorías superiores. Eso les daba experiencia y conocimiento, les preparaba para cuando llegara su día. Acudían conscientes de su importancia menor, de su condición de aprendices que ocasionalmente podían ser de utilidad. Auxiliares muy bien colocados para el fuera de banda y el fuera de juego. Y excepcionalmente, en caso de duda del árbitro, éste acudía a consultarles, por aquello de que cuatro ojos (o seis) ven más que dos.

Pero llegó el día en que a la FIFA le dio por ampliar su papel. Primero convirtió lo de linier en un destino definitivo, un cuerpo en sí, un escalón definitivo de categoría que se pretendió próxima a la del árbitro. Hasta el punto de que si el linier (ahora llamado asistente, que se conoce que les sonó mejor) ve algo (o se lo imagina) que el árbitro no ha visto, éste tiene que atender a su requerimiento y fallar en consecuencia. Ese fue el caso del pobre Mejuto, agobiado en su día por el requerimiento histérico de Rafa Guerrero (no me jodas, Rafa, penalti y expulsión ¿de quién?) en La Romareda. Luego la televisión demostró que todo era una fantasía de Rafa Guerrero.

Esto pasa porque cuando a alguien se le quiere dar una importancia que por su función no puede tener, tiende a sobreactuar. Al menos tiende a hacerlo si es lo bastante cebollino como para ello, y hay que reconocer que entre gente que pone su horizonte vital en ser linier de fútbol la posibilidad estadística de encontrar cebollinos sube mucho. Cuando un Rafa Guerrero se cruza media España con un banderín y se le reviste de una importancia que por la verdadera esencia de su función no puede tener, trata de rescatarse a sí mismo enredando, agitando el banderín, llamando la atención, influyendo, mareando al árbitro. Y a fe que éste lo consigue. Lo intolerable es que siga.