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¡Albricias! El Santos está de vuelta

Brasil salta de emoción en las vísperas de la final de su campeonato, Santos-Corinthians. Y lo que se celebra sobre todo es el retorno del Santos, aquel equipo que Pelé elevó a la cima del mundo y que desde hace muchos años vegetaba en la mediocridad. Una conjunción de jovencísimas estrellas ha sacudido la atonía y le ha quitado de golpe cuarenta años a Brasil, que a principios de los sesenta vivió con orgullo las dos copas Intercontinentales del Santos. Eran los años de la delantera Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe. Los llamaban El Ballet Blanco.

Ahora los llaman los Meninos da vila. Su edad media de veinte años, algo extraordinario. Y las dos estrellas están por debajo de esa media. Son Diego, el cerebro ("me llamo Diego y soy el diez, pero no soy Maradona ni Pelé, dice él"), y Robinho, el mediapunta. Ellos son los favoritos en un equipo alegre y ofensivo que recupera las mejores esencias del fútbol brasileño: toque, ataque, cambio de ritmo, creatividad continua, alegría de jugar. Lo mismo que aquel lejano Santos de Pelé. Lo mejor que se puede esperar cuando se va a un campo a ver un partido de fútbol.

El mismo Pelé dice que llevaba diez años sin ir a una cancha pero que estos meninos le han sacudido la pereza. Los entrena Leao, aquel porterazo que vimos en varios mundiales y al que no hace mucho echaron de la selección brasileña. Hoy juegan el segundo partido de la final. El primero lo ganaron 3-0, así que se les da por campeones. Sólo por ser finalistas ya tienen el derecho a regresar a la Copa Libertadores, de la que faltan desde hace dieciocho años. Su regreso es una gran noticia, porque confirma que desde Brasil siempre sopla un viento sano para el fútbol.