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Gaspart: se ha abierto la veda

Hasta 133 peñas del Barça, de Cataluña y Valencia, piden la dimisión de Gaspart. También lo hace Lluís Bassat, su contendiente en las urnas, que pese a la derrota ganó bastante crédito y hace pensar una y otra vez a los barcelonistas de buen sentido (la gran mayoría) que se equivocaron en su momento. En los dos años y pico de gobierno de Gaspart el Barça no ha ganado ningún título, está arruinado y ha perdido prestigio a raudales. Y es inevitable la comparación con el Madrid, que por las mismas fechas cambió de presidente y su camino ha sido el contrario.

Ni siquiera diez victorias consecutivas en la Champions, un récord importante, que con el tiempo aprenderemos a valorar, mitiga el rechazo que Gaspart ha acabado por ganarse. Porque el estallido no es tanto por desilusiones deportivas como por la pérdida de estilo e imagen del club. Ahí es donde el barcelonismo entiende que se ha ido demasiado lejos. El esperpento de la cabeza del cochino, la furia antifiguista como única doctrina, Gaspart enloquecido escaleras arriba, dejándose el culo atrás modelo Groucho Marx, Gaspart dando la mano a Florentino sin mirarle...

El del fútbol es un mundo turbulento y permisivo, pero hay determinadas líneas rojas que no se pueden pasar. Por ejemplo: Núñez y Van Gaal pagaron cara la retirada del Barça de la Copa. Antes de que la Federación perdonara al club, la afición ya había hecho saltar antes a los dos culpables. Ahora estamos ante un caso igual. Aquello del derby fue llevar las cosas demasiado lejos. Un esperpento que aparte de costar el primer cierre del Camp Nou colocó al culé ante una abrupta realidad: con Gaspart, el prestigio del club se despeña a toda prisa. Y se pretende evitarlo.