Compras y museos entre los rascacielos

Como no había que entrenar hasta la tarde, los más inquietos decidieron salir del cascarón y darse un garbeo por la gran urbe para gastarse algunos yenes. Eso sí, la mayoría tiró de tarjeta, porque ir cargando con los fajos de yenes es una actividad incompatible con los chandals de paseo que llevan los Del Bosque boys para sus horas de asueto.

El grueso del pelotón estaba comandado por el hermanado ‘clan de los brasileños’, en el que Ronaldo, su inseparable Flavio y Roberto Carlos defienden con camaradería su orgullo patrio como si estuviesen jugando con la ‘canarinha’. Al mismo grupo se unió Luis Figo, que para eso habla también portugués, y Míchel Salgado, íntimo de Robertinho y jugador en alza tanto dentro como fuera del campo.

Después de bandear una barrera de más de 300 cazautógrafos, cogieron varios taxis para ver mundo, rascacielos y regresar con algún souvenir. Tras el taxi de los brasileiros estaba el de los insurrectos de la cantera, con Portillo y Raúl Bravo alucinando a cada paso que daban. La excursión, bajo la vigilancia de Julio Cendal (responsable de seguridad del Real Madrid), acabó en el ‘Sony Building’, donde se pueden comprar, a precios asimilables, todo tipo de tecnología punta relacionada con la industria del sonido, la imagen y la música. Tampoco había mucho más que ver. Bueno, Miñambres, Rubén y Carlos Sánchez (la facción menos jerárquica, por ahora, de los canteranos) se perdieron en las escalinatas rojas del Museo de Arte Contemporáneo. Buen gusto el de los chavales para ocupar su ocio.

Otros como Zidane optaron por batirse en retirada. Ya es sabido que Zizou es un tímido patológico. Le abruma que le paren, le toquen, le miren... Por eso, cuando vio la nube de japos dispuestos a vender su alma al diablo con tal de fotografiarse junto al esbelto marsellés, sonrió con un gesto de autoinculpación y se dio la vuelta a sus aposentos. De aquí al martes ya habrá tiempo de perderse sin moros (aquí hay gente de todo el mundo) en la costa del Pacífico.

Los demás descansaron, porque la mayoría anda machacada por culpa de ese virus de la gripe que se está llevando todo lo que pilla por delante. A Pavón lo tuvo frito ayer, mientras que Jorge Valdano y Joaquín Maroto (director de comunicación) fueron sus últimas víctimas. A sudar toca.

‘Lubén, Lubén, un autóglafo..."

La capacidad de seducción que el Madrid posee en Japón está fuera de toda duda. Un ejemplo ilustrativo. En la planta tercera del Intercontinental Tokio Bay se apostaron un centenar de cazautógrafos. El joven Rubén, que iba camino del buffet del desayuno, escucha alucinado a un grupo de aficionados nipones: "Lubén, Lubén, un autóglafo". No había truco. La página web oficial del club (www.realmadrid.com) tiene traducción al inglés... ¡y al japonés! Aquí saben agradecer esa sensibilidad y son miles las visitas diarias que recibe por parte de los japoneses enamorados del fútbol. A Rubén lo conocen gracias a la web. El seguiente será Soldado y hasta Lionnel, la perla negra de la cantera blanca.