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A la espera de que aterrice Ronaldo en el aeródromo de Torrejón, todo se andará, O rei Zidane, ‘el maestro’, iluminó las pupilas de 65.000 madridistas que asistieron a un inicio de curso prometedor pese a la derrota. El mago marsellés empezó el ejercicio como lo terminó: deleitando. Aprovechando que Flavio y Cambiasso son dos pivotes aplicados y que Roberto Carlos ya está haciendo trastadas por su banda, Zizou dibujó ante el maldito Bayern un partido plagado de detalles, de fintas taurinas, de verónicas con la pelota que ridiculizaron a Kovak y a Ballack. Zinedine se gustó, pisó el esférico como si en la bota tuviese un guante de béisbol, templó, distribuyó y aportó coherencia a su equipo.

El problema es que ante el Bayern no basta con el talento y la imaginación. Para derribar a la tropa de Kahn es precisa esa quinta velocidad que otorga la chispa física, que a estas alturas no acompaña al campeón de Europa. Además, el Bayern ha enriquecido su discurso con las incorporaciones de Ze Roberto y Ballack. Los alemanes, por si fuera poco, contaron con la inesperada colaboración de Fernández Marín, un ex socio del Atlético de Madrid que dejó sin castigo un penalti sobre Zidane y que se sacó de su manga un máximo castigo que presuntamente cometió Salgado. El Bayern, igual que en 1979, se lleva el Trofeo Bernabéu. Florentino, arréglalo. Ficha a Ronaldo. Lo pide el pueblo, que es soberano.