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ACB | Real Madrid

Florentino, Scariolo y la ‘bomba’ Herreros

De como se gestó el despido del técnico de Brescia.

<b>SE LE BUSCA SUCESOR.</b> Scariolo ya está fuera del Madrid, y se le busca sustituto.

Florentino Pérez es un hombre paciente, capaz de escuchar sin interrumpir y acostumbrado a contar hasta diez antes de decidir. Pero cuando la bandera a cuadros se agita, su capacidad de ejecución es inalterable. Otorgó a Sergio Scariolo plenos poderes nada más acceder a la presidencia del Real Madrid, el 17 de julio del año 2000, aunque en su entorno muchos le criticasen por ello.

El italiano era el último vestigio del régimen de Sanz, pero Florentino prefirió respetar la llamada pomposamente "modernización y reestructuración de la sección de baloncesto". Jorge Valdano, que siempre ha tenido buen feeling personal y profesional con el técnico de Brescia, le reiteró la confianza y aceptó que fuese director de la sección, compatibilizando sus funciones con el banquillo. Esa bicefalía jerárquica reposando en los mismos hombros ha terminado enterrando a Scariolo.

La temporada 2000-01, la primera de Florentino y Valdano en el club, llevó el sello de la ilusión. El Madrid jugó la final de la Liga ACB y de la Copa del Rey ante el Barça, pero Pau Gasol evitó que se pudiese cortar ninguna oreja. Florentino acudía al palco del Raimundo Saporta ilusionado y los continuos cambios de jugadores de Scariolo no diezmaron el afán competitivo de su equipo. Notable raspado y tranquilidad en la planta noble del Bernabéu...

Pero este año la bola de nieve creció hasta convertirse en un meteorito que ha destrozado la estructura de plastilina que Sergio había creado hasta el extremo de que, cuando le mostré el librito del Madrid de baloncesto, se sorprendió al ver que en la sección trabajan más de 20 personas. Para entonces, Florentino ya estaba hasta el gorro de tanto glamour y de tan pobres resultados, los peores de la historia del club. Valdano estaba preocupado, el presidente ya ni acudía al palco y el triple fracaso del ejercicio obligó a tomar medidas.

Primero, Florentino y Valdano acordaron que era inadmisible que Scariolo mantuviera esa doble función, ruinosa se mire por donde se mire. Una conferencia de prensa esperpéntica fue el colmo que se remató con otra tropelía: el despido de Herreros. Echar al capitán en un gimnasio y tener que pagarle 100 kilos por echarle fue el detonante. Florentino explotó y encontró la fórmula mágica: decapitar al verdugo. Alberto, bienvenido a casa. Sergio, ciao.