Yo digo
J. J. Santos
Nunca vi nada igual
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Era como contemplar cientos de miles de sonrisas infantiles tras haber recibido el juguete de Papá Noel. Buscaban un televisor en cualquier tienda del centro comercial de los bajos del Centro Internacional de Prensa en Seúl y chillaban en los himnos. Les hablo de algo que no vi antes, la pasión que ha despertado en Corea el fútbol y su selección.
Pese a que los norteamericanos les zurraron la badana en el primer tiempo, no perdieron la sonrisa. Los coreanos son los latinos asiáticos. Se echan a la calle como nosotros. El fútbol es una excusa. Muchos celebraron el empate ocho segundos después, cuando el realizador pinchó plano de la grada enfervorizada. Entonces confirmaron que era gol.
