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Entrevista Javier Clemente

"Yo al Bernabéu siempre he ido crecidísimo"

Con 52 años recién cumplidos, Javier Clemente retorna al Bernabéu.

Vuelve con la conciencia tranquila, motivado para dar alas al Tenerife y convencido de que el fútbol no ha sido justo con él tras su marcha de la Selección. Javi, en estado puro, conversó a pecho descubierto con AS.

De regreso al Bernabéu. ¿Llega usted entregado?

—Eso nunca. Ya sé que el Madrid se juega la Liga y no puede fallar. ¿Y nosotros qué? A mí el Bernabéu no me asusta. Al contrario.

Claro, es que los de Bilbao no se arrugan...

—No, en serio. Cuando era jugador fui cuatro veces al Bernabéu y siempre llegué crecidísimo. Si uno juega a nivel 5, nada más pisar el Bernabéu te ponías a nivel 7. A mí me encantaba ir allí. Ni presión ni leches. Hombre, hay futbolistas a los que el escenario les acojona y les afecta, pero no lo entiendo. Una victoria en el Bernabéu te revaloriza como en ningún otro sitio.

Además, el Madrid estará mirando de reojo su partido con el Barça y eso ayudará al Tenerife...

—Creo que se equivoca. El Madrid no puede renunciar a la Liga y seguro que querrán meternos tres goles en los primeros 20 minutos y pensar en el Barça en los 70 restantes.

Si sus chicos no ganan en Madrid, ¿les va a arrancar la cabeza?

—Esa fue una frase para la afición, pero me la manipularon, como siempre. Cuando llegué a la Isla todos me decían por la calle que estos jugadores eran unos juerguistas y que cerraban las discotecas de Tenerife. Hablé con ellos y les dije que había mucho en juego como para andar tonteando. Pero yo no arranco la cabeza a nadie. ¡Si hasta un jugador me pidió permiso hace poco para salir a una cena y se lo di!

Eso sí, aquí por el Bernabéu no le quieren mucho.

—Antes no era así. Yo era muy amigo de Ramón Mendoza y en 1985 hablé con él porque quería ficharme para que entrenase al Madrid. Pero para fichar por un grande de este calibre hay que tener muchas cosas. Ser guapo, alto, caer simpático, callarte muchas cosas, decir que sí siempre a determinadas personas. No es fácil. Ahora me ha ocurrido igual. Ningún grande me ha llamado. Debe ser porque no soy un ‘public relations’. Para eso soy un desastre. No me callo, me meto en líos... Hay sitios donde quieren un tipo con corbata y no un profesional... y yo a veces me pongo la corbata torcida.

Insisto. Sus relaciones con el Madrid se fueron al carajo.

—Por no convocar a Míchel, Butragueño y Sanchís me pusieron a la gente en contra. De hecho, acabé discutiendo con Mendoza, aunque eso fue cuando yo entrenaba al Atlético. Se metió con Gil, yo defendí al presidente y Mendoza se cabreó conmigo. Afortunadamente, hace dos años me encontré a Ramón y de nuevo emprendimos nuestra amistad. Se murió cuando nos llevábamos de cine. Era un buen tipo.

Si usted hubiese tenido otro carácter puede que algún día hubiese entrenado al Madrid...

—No me arrepiento de nada. La vida me enseñó a enfrentarme con lo que no estaba de acuerdo y haría todo igual otra vez. Voy a pecho descubierto. Para mí no existe el mañana. Vivo el presente y cada minuto de mi vida sin hacerme castillos en el aire. Vivo de realidades, no de sueños.

Es difícil imaginarle quedando con Valdano para tomar unas cañas.

—La gente se cree que nos llevamos a matar, pero no es así. Coincidimos en muchas cosas y, si acaso, tenemos alguna discrepancia en matices sobre nuestros gustos futbolísticos. El personal cree que hay ‘clementistas’ y ‘valdanistas’. Pero no va de eso el tema. Le respeto bastante y no tengo problemas con él.

Desde que le despidieron de la Selección siempre se ha metido en equipos de alto riesgo, con la soga al cuello. Betis, Real Sociedad, Marsella, Tenerife...

—En esos equipos que me ha nombrado he aprendido a sufrir desde la humildad. He tenido ofertas de Grecia, Túnez y hasta de Ucrania. Pero eso se me hacía muy cuesta arriba. Allí que vaya su padre, y menos después del lío de la guerra de Nueva York. Hay mucho tomate y mejor estar cerca de casa.

¿Tenerife está bien para trabajar?

—Muy bien, diría yo. Veo muy complicado salvarle, pero estoy en ello. Cuando me llamaron era un equipo con más muerte que vida, pero ahí estamos. Vivos y con ganas de liarla en el Bernabéu. Esto es un reto. Vamos, si salvo al Tenerife me harán un monumento más grande que el Teide. Sería un milagro. Pero no nos rendimos. Vamos a dar guerra.

Y si baja el Tenerife, ¿entrenará en Segunda División?

—No, rotundamente. No porque me parezca indigno. Es que de Segunda no tengo ni ‘papa’. Hay gente mejor para esa categoría.

¿Y Luis Aragonés qué?

—Es distinto. El Atlético es el equipo de sus amores. Si el Athletic de Bilbao bajase alguna vez, que no creo que ocurra nunca, sería diferente.

Lo mismo sube y le llaman a usted otra vez del Atlético.

—Ya tuve una etapa y la verdad es que fue de récord guinness. Nunca más habrán despedido a un entrenador que iba segundo en la clasificación y con 13 positivos. Gil me llamó a su despacho y me dijo: "Javi, me he cansado y me apetece cambiar. No es por nada, pero es mejor cortar ahora...". Yo le dije, "pues vale, Jesús, tú mandas". Pero no le guardo rencor a Gil. Siento que ahora esté viviendo ese drama de la cárcel.

Por cierto, si se fuera con sus amigos a tomar unas tapas y hacen una porra del Barça-Madrid, ¿por quién se jugaría los euros?

—Por ninguno. Lo que sí es verdad es que cuando el Madrid juega en el Camp Nou baja mucho y que el Barça muestra su peor cara en el Bernabéu. La presión ambiental les afecta mucho. Pasará el que mejor domine eso.

Ahora están Rexach y Del Bosque, dos técnicos de casa...

—Sí, se a acabó con el ‘quijoterismo’. Mira Capello lo que ha tardado en dar un giro y quedarse en Roma.

Rexach no seguirá... ¿Y si le llaman a usted?

—Si Gaspart me llama iría al Barcelona a pies juntillas. Si preguntas a 170 entrenadores que si querrían ir al Barça, los 170 responderían que sí. Sólo un madridista a tope podría negarse. No es mi caso...

Ahora ve la Selección con otra perspectiva. Camacho confía en Mendieta, Casillas o Munitis, algo por lo que usted fue muy criticado.

—Camacho se equivocó al llegar porque para quedar bien con la prensa dijo que con él sólo irían los que estuviesen en mejor forma. Todos le jaleasteis. Actualmente, por lo menos lleva a seis jugadores que no actúan a menudo. Camacho dijo esa machada para quedar bien, pero él sabe ahora que se equivocó.

Ahora que ha pasado el tiempo, ¿se sintió apuñalado, empezando por sus teóricos amigos?

—Trato a mis amigos lo mejor que puedo. Otra cosa es como ellos se porten conmigo. Nunca he perdido el respeto a nadie. Me he fajado, eso es verdad, pero nunca insulté a nadie. Sólo tuve un problema con Jesús Gallego y ya se aclaró, pero nada más. Yo siempre he dado la cara.

Ya, pero los que más le jaleaban fueron los primeros en bajar el pulgar para pedir su cabeza.

—La vida es así y pasó lo que pasó. Yo nunca me he creído los peloteos ni he sacado pecho cuando todo me iba bien. Con las victorias nunca he presumido, y es con las derrotas donde sí me he crecido y he dado la cara. Es mi carácter. En cualquier caso, mi padre ya me enseñó una filosofía de vida que me permitió digerir todo con más entereza: "Hijo, nunca esperes nada de nadie".

Pero le noto más templado, como si hubiese escarmentado de los errores del pasado.

—No, de verdad que no me arrepiento de nada. Lo que ocurre es que vosotros no me quisisteis conocer de verdad, personalmente, porque siempre he sido igual. Mis verdaderos amigos saben que no soy un tío chungo. Lo que sí es cierto es que ahora entro menos al trapo. He cambiado porque, además, ya me queda menos.

Por cierto, Raúl ya está tirando del carro de la selección.

—Camacho se equivoca con Raúl. Si hay algo que no le puede pedir a Raúl es que tire del carro, porque es el único que nunca se escaquea y al que no se le puede pedir nada y siempre da todo. Juega bien con sol, lluvia, frío, calor... Es un monstruo. Como jugador puede que no sea un 10 en cuanto a conceptos. Es decir, no tiene un 10 de técnica, ni un 10 de remate de cabeza o de disparo, pero es bueno en todos los fundamentos del fútbol, y eso le hace superior a futbolistas que teóricamente puedan tener mejores condiciones. Raúl siempre da la cara.

¿Y Fernando Hierro?

—Hierro es fundamental para el Madrid y le echarán de menos el día que deje el fútbol. Es un cielo de tío y muy importante para la Selección. Yo le llevaría al mundial aunque se lesionase y fuese con escayola.

Guardiola...

—Si yo fuera seleccionador le llevaría a Corea porque tiene un carisma especial dentro del vestuario y es del estilo de Raúl, un ganador nato. En un mes estará en plena forma.

¿Le asustaron las inundaciones?

—Yo achiqué agua con cubos. Pero ya viví las inundaciones de Bilbao...

Acabemos. ¿Le ha pedido a la Virgen de Begoña que le eche una mano para salvar al Tenerife y por mejorar su currículum?

—Un día se lo dije a Lopera, que había rezado al Cristo del Gran Poder para que ganase el Betis. ‘Manuel, no olvide que el rival también reza a la Virgen y su Dios es el mismo que el nuestro. La Virgen está para cosas más importantes...".