NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

El Moro se bate en retirada

Moro, nos la has jugado. A los últimos de Filipinas que quedamos por aquí como náufragos incomprendidos defendiendo tus cualidades goleadoras se nos cortó la digestión al verte en el noticiero: "Uno no pude pensar que el fútbol se acabe en el Real Madrid, aunque le hayas jurado amor eterno". Lo dijiste con el semblante compungido, como el adolescente al que la explosiva rubia de COU le da calabazas después de haberle hecho creer durante años que era el hombre de sus sueños. Moro, ¿por qué te rajaste? ¿por qué entregas la cuchara? Sé rebelde, da un corte de mangas a los que dudan de ti, di que amarás y matarás por el Madrid si es necesario y... marca goles. That is the question. Si eres el 9 del mejor equipo de la Historia deberías saber convivir con la presión y los sonidos de viento del Bernabéu. Sólo faltaría.

T e recuerdo Moro que Velázquez, Juanito, Guti o el propio Del Bosque (preguntáselo al míster si lo dudas) supieron lo que es sufrir los palos de la grada y de la crítica periodística. ¿Y qué? ¿Existe algo mejor en la vida que ser el delantero centro del Real Madrid? Es como si Arguiñano hubiese dejado de cocinar el primer día que algún cliente hubiese discutido las excelencias de sus platos. El Madrid te ha enviado continuos mensajes de confianza, en el vestuario eres uno de los pesos pesados y hoy mismo puedes hacer historia celebrando tu centenario goleador en la Liga. La vida te sonríe. ¿Por qué empujaste a Roberto Carlos? ¿Por qué dices que el ambiente que respiras es complicado? Moro, tú que tienes sangre de conquistador (por extremeño) y de rebelde con causa (por manchego), no deberías caer en el pozo del victimismo inmaduro. Si no eres feliz, vete a Italia y pronto sabrás lo que es pudrirse en el peor fútbol del mundo (pregúntale a José Mari o Javi Moreno).

Si eres orgulloso, fíjate en la grandeza de Raúl. Lleva 35 días sin meter un gol a nadie, pero su admirable carácter y su trayectoria le permiten sobrevivir sin angustias existenciales. Moro, hazme caso. Estás a tiempo. Métele tres a Unzué y vuelve a casa... con una sonrisa.