No hay tregua

Tourmalet, Alpe d’Huez y Mont Ventoux. Es decir, Champions, Liga y Copa del Rey. Son las tres paredes que el Real Madrid deberá subir con un desarrollo adecuado en los próximos 85 días si quiere ver cumplido el sueño del ‘triplete’ en su Centenario. Tras las pájaras sufridas en Montjuïc, Nuevo Zorrilla y San Mamés, el Madrid confía en recuperar su pedaleo rítmico y demoledor en la Copa de Europa, la montaña en la que acostumbra a dejar tirados a sus más directos rivales en cuanto llegan los repechos más duros.

El Oporto parece el rival idóneo para someterse a una cura de desintoxicación por culpa de un calendario insolidario y apto sólo para superdotados. Mourinho, que tiene un pasado barcelonista que alimentará la temperatura de la grada del Bernabéu, se hospedó con sus chicos en el Hesperia, el hotel de los líos en el que nunca se sabrá de verdad qué sucedió en su octava planta en la víspera del Rayo-Barcelona. El ex ayudante de Van Gaal, resignado: "Espero al mejor Madrid, el de Europa".

Del Bosque se muestra seguro de la reacción anímica y futbolística de su equipo porque, no lo olvidemos, esto es Europa y la Champions siempre se siente seducida por la camiseta blanca. En ello confían Zidane y Figo, los dos megacracks que no saben lo qué es levantar esa Copa con dos orejones como los del Príncipe Carlos de Inglaterra.

Hablando de la patria de McMamanam, sus casas de apuestas lo tienen claro y las más prestigiosas apuestan a que el segundo proyecto de Florentino y Valdano ganará la Champions y la Liga.

A nueve partidos de La Novena, el killer del gol, Fernando Morientes, nos deja en la web del club una reflexión para reanimar el espíritu castigado del madridismo militante: "Ante el Oporto se verá al Madrid de las grandes citas". Más vale.