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Parecía que el perfil más perverso del destino lo tenía escrito. Fernando Hierro, el futbolista demonizado durante toda la semana de forma miserable, ni siquiera fue capaz de llegar ileso al descanso del electrizante duelo de La Rosaleda. Romero, que jugó gracias a la suspensión cautelar, no tuvo reparo alguno en derribar de forma aparatosa al que desde Valencia algunos se atrevieron a llamar "carnicero".

En su caída, el capitán de la selección y del Real Madrid, se lastimó el hombro y dejará vacante durante las próximas semanas esa demarcación que para algunos sostiene como si fuera un ‘okupa’. Craso error. El Real Madrid tendrá que lidiar la eliminatoria copera con el Athletic y los próximos compromisos ligueros sin el malagueño. No me equivoco si barrunto que el equipo madridista lo acusará mucho, y más ahora que Pavón ha mostrado sus primeras dudas de su fulgurante carrera.

Karanka, un central sereno y muy sobrio, tendrá ahora la oportunidad de reivindicarse a pesar de que su renovación por el Madrid sigue muy lejana. Pero el vitoriano, un tipo íntegro, es de los que siempre da la cara cuando es necesario. Igual que Fernando Morientes. El gol número nueve del ‘9’ evitó una noche de lamentos para el madridismo. Este ‘Moro’ es de fiar. Suma, sigue y no perdona