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Tenía a Javier Irureta por un tipo vocacionalmente ponderado e incapaz de generar un solo conflicto innecesario. Un técnico inteligente, cauto, defensor de esa bandera que defiende la sencillez y que rehúye de los fuegos artificiales tan habituales en entrenadores ruidosos y demagogos como Capello o Van Gaal. Pero Irureta cometió el pasado jueves un pecado impropio de él. Se puso el mundo por montera y no tuvo otra ocurrencia que pasar a engrosar la lista de ciudadanos que esta semana se han dedicado a vituperar el prestigio del Real Madrid demostrando una falta de rigor histórico que empieza a ser ofensivo. Jabo se marcó esta parrafada sin sentido: "Seguro que el sorteo es objetivo, pero si le toca el Figueres al Madrid, como se rumorea que tiene tantos favores, va a quedar la sospecha".

Pues te has lucido Jabo. Para empezar, el único equipo que se va a plantar en la final de Copa con una trayectoria sinuosa es el Depor. Los gallegos son los únicos que han pasado una eliminatoria sin jugarla (¿se acuerdan del Hospitalet?), que ha metido la cabeza en semifinales con un discutido penalti en Valladolid y que, para más inri, su último obstáculo antes de la final del 6-M será un equipo de Segunda B. Ese que Irureta hubiese visto sospechoso si el bombo le hubiera emparejado al Madrid. ¿Y ahora qué? No me vale eso de "Difama, que algo queda". Ese no es mi Jabo. Rectificar es de sabios...