Ferrándiz, un pionero

Pedro Ferrándiz siempre fue un pionero (sólo a una mente tan inquieta y sagaz como la suya se le pudo ocurrir lo de inventar la autocanasta) y la vida le ha ido convirtiendo en un hombre sabio y justo cuya única aspiración, a sus 73 años, pasa por dejar un legado enriquecedor sobre la historia del baloncesto. Cuando me llamó para que visitase la magnífica exposición del Centenario del Real Madrid, que inaugurará Florentino Pérez el 3 de enero en la Fundación Ferrándiz, imaginé que asistiría a una cuidada elección de fotos de los 73 años de vida de la sección de basket madridista que, por cierto, también es la más laureada de todo el mundo. Pero allí me encontré mucho más.

En el Louvre de Alcobendas contemplé como en los años 30 y 40 unos tipos con pinta de haber pasado más hambre que Carpanta jugaban en una cancha de tierra defendiendo un escudo que era casi más grande que la camiseta; o como Luyk se convertía en un portero gigantesco en el duelo que en la Ciudad Deportiva disputaban los chicos del fútbol contra los de la canasta (por cierto, García Remón hubiese sido un base ejemplar); o como Fernando Martín se dejaba la vida en el asfalto de la M-30. La exposición enamora por el perfil impactante de las imágenes seleccionadas. Ilustra y rescata los tesoros del Madrid de siempre. Gracias, Pedro.