No va a tirar la Copa

El autogol de Karanka en el Nou Estadi de Tarragona hizo saltar las alarmas en las altas esferas de la Casa Blanca. La Copa del Rey se ha convertido en un objetivo prioritario en el año del Centenario y se consideraría imperdonable quedar fuera de la competición ante un rival que viaja en el furgón de cola de la Segunda A. Y más con el agravante de que al jugarse la vuelta en el Bernabéu una eliminación del campeón de Liga dinamitaría el estado de Nirvana en el que estaban sumidos hasta el miércoles los generales y la infantería del equipo de Del Bosque.

Remontar un 1-0 no debería ser una empresa excesivamente complicada. Pero en la Copa los goles en campo ajeno valen doble y el Madrid se vino de vacío de Tarragona. Jorge Valdano valora los riesgos que entraña el partido del martes en el Bernabéu: "Sólo voy a decir que el resultado que cosechamos ante el Nàstic fue malo y muy peligroso. Si ellos marcasen un gol nosotros tendríamos que hacer tres, y hoy día no es fácil meterle tres goles a nadie".

Iván Helguera, que fue sustituido en Tarragona tras completar uno de sus partidos más discretos desde su reaparición, también reflexionó sobre lo sucedido: "La Copa tiene este año para nosotros rango de Champions. Hace mucho que no la ganamos y la final es el día del Centenario. Las críticas por la derrota ante el Nàstic son normales porque reconozco que jugamos mal".

En el seno del Real Madrid se han planteado la preparación del partido del martes como si fuese uno de Champions League. Las entradas tendrán unos precios muy asequibles. Gratis total para los abonados y para los socios no abonados. El público en general, podrá ver el partido pagando desde 100 duros, que diría un cheli, hasta las 2.500 pesetas.

El objetivo es conseguir que, a pesar de que el partido lo ofrecerán las Autonómicas a partir de las 21.30 horas, se reúnan más de 40.000 aficionados. El miedo escénico resucitado en la Copa del Rey y ante el Nàstic. Parece un chiste malo. Pero es lo que hay...