NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Trasnochar no siempre supone una pérdida de tiempo. Muchos dirán que estoy bobo o que mi resaca me impide analizar con frialdad la decepcionante actuación de Pau Gasol ante MJ, ante el único Dios negro que he conocido. Esperar hasta las dos de la madrugada para rodearte de medio centenar de estudiantes ansiosos por disfrutar de la vida y del baloncesto puede componer un mapa engañoso si luego ves a Gasol arrastrarse en un mar de lodo, donde los nervios y la presión mediática lo terminaron convirtiendo en un roockie en la más amplia extensión de la palabra. Pero esos pírricos seis puntos servirán para hacer más grande a Pau. Gasofa salió triunfador de su duelo con el inmortal Michael Jordan. No estoy bromeando. Le venía bien un baño de humildad.

Gasol está todavía en edad de merecer, como dicen en mi pueblo manchego (Herencia), y con 21 añitos es mejor hacer de monaguillo en las bodas más ilustres si quieres algún día protagonizar la homilía de la boda del alcalde de la villa. Gasol estaba en una nube tóxica provocada por la locura inevitable que ha generado entre nosotros su explosión como mejor novato del arranque liguero de la NBA. Mejor que haya visto pasar a O Rei Jordan por delante de sus adolescentes narices sin poder recrecerse. Pau, es lo mejor para ti.