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La rodilla derecha de Roberto Carlos (la de su pierna mala) está a punto de crujir. El poder omnímodo de la Confederación Brasileña de Fútbol ha llevado a sus dirigentes a jugar con la salud y el futuro deportivo de uno de los cuatro grandes, junto a Figo, Raúl y Zidane, de la plantilla madridista. Los médicos han dictaminado que sólo con descanso eludirá el quirófano. Si juega, la bala humana puede correr el riesgo de hacer 'crack'.

Por eso resulta ofensivo que la CBF insista en hacerle viajar la próxima semana para constatar el alcance de la lesión. Si supieran que el Real Madrid asume que ni siquiera podrá jugar ante el Zaragoza... Basta ya de cacicadas. Que Roberto se quede en Madrid a disfrutar del derby, que pare dos semanas para curar sus males y burlarse del quirófano, y que se olvide de la excursión boliviana. Una locura.