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Decía Santiago Bernabéu de Yeste que sólo los hombres dotados de una personalidad aplastante podían soportar la presión y las exigencias que suponía defender la camiseta del Real Madrid. Di Stéfano se lo recordó a Amancio cuando éste fue a debutar con el Madrid y el gallego se quejó de que su camiseta no tenía escudo. "Chaval, para defender ese escudo primero hay que saber sudar esa camiseta". El Brujo se quedó mudo, pero descodificó rápidamente el mensaje de La Saeta. Y triunfó. Lógico. Los tiempos han cambiado y hay jugadores a los que les cuesta asimilar que el simple hecho de pertenecer al Madrid es mucho. Florentino y Valdano han dejado claro que este Madrid del Centenario debe mostrar un estilo señorial, el que hizo grande a este club.

Las declaraciones de Savio y César han vulnerado el Código Rojo, han destrozado los mandamientos del Libro Azul y han puesto un borrón injustificable justo ahora que el equipo había recuperado el rumbo en laLiga y la Copa. Del Bosque ha sabido estar a la altura de su cargo y ha dado un puñetazo sobre la mesa. Ha decidido que se ha acabado la hora del recreo: "Que hablen en los entrenamientos y en los partidos". Pues eso. Nunca escuché a Raúl quejarse por jugar ante el Móstoles una semana después de marcar al Atlético en el Bernabéu su primer gol como profesional o a Zidane por jugar con el Pájara...