Liga de campeones | Roma 1 - Real Madrid 1
Casillas volvió a salvar el partido del Madrid
Sin que nada le destemplara, una vez más, sus nervios de acero, Casillas fue capaz de detenerle a Batistuta el definitivo mano a mano. Cuando el madridismo veía esfumarse dos de los tres puntos que tanto había peleado el equipo, Iker volvió a resultar determinante.
En su recorrido por los campos míticos de la historia del fútbol, a Iker Casillas le faltaba una actuación brillante en el Olímpico de Roma.
El también Olímpico de Múnich, Old Trafford, el Santiago Bernabéu y, desde ayer, el coliseo romano saben de la leyenda de un joven guardameta capaz de hacer milagros. Casillas no había visto hasta ayer ningún partido bajo los palos del Olímpico de Roma, pero es que a este chico le ha salido la barba imponiéndose al ambiente de los grandes estadios.
Si ante el Manchester, hace un par de temporadas, no le había impresionado el ambiente del Teatro de los sueños, tampoco frente al equipo romano se iba a arrugar. Lo cierto es que la portería del Real Madrid no había tenido muchas visitas de la delantera romana durante la mayor parte del encuentro, pero cuando llegaron el 1 de los blancos no se había quedado frío. Entre el penalti y la acción final, además, un saque directo de falta de Batistuta que el guardameta sacó con habilidad de arquero curtido.
En el penalti, impecablemente lanzado por Totti, no se inmutó, y prefirió guardar sus fuerzas para la batalla definitiva. Sobre el pitido final, Batistuta se plantó solo ante Iker. Con habilidad de maestro lo volcó hacia el costado izquierdo de su portería, manteniéndose erguido hasta detener el lanzamiento.
Si el letal Batigol hubiera jugado en España, tal vez su leyenda de goleador impenitente no tendría las dimensiones habituales. Desmintiendo sus 20 años, y las inseguridades que la disputa por la titularidad en la pretemporada le hubieran podido generar, Casillas volvió a crecer anoche.