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Asumamos que el Madrid de Zidane no ha demostrado nada de nada, que existe una evidente descompensación entre líneas que está emponzoñando la imagen del proyecto del Centenario, que el presunto black power del centro del campo (Flavio y Makelele) debe ser fumigado por Del Bosque cuanto antes, que Roberto Carlos es la única reserva espiritual de un equipo desdibujado en el que todos están con el agua al cuello, que Raúl debe estar cansado de luchar en el área como el Guerrero del Antifaz, solo y con cómplices (Guti y Morientes) negados ante las porterías del enemigo, que Figo aún no ha explotado tras un verano para el olvido, que Hierro necesita más tiempo para parecerse al baluarte del término de la pasada temporada, que la afición está harta de llenar el Bernabéu para regresar a casa con un cabreo de mil demonios... Todo, tan cierto como aceptar que el estresado Zinedine está rindiendo sólo al 25% de su capacidad.

Pero la grandeza irrefutable del Real Madrid permite efectuar otra lectura, mucho más refrescante para el campeón español. Con el de hoy en el Olímpico de Roma, el Madrid disputará su partido número 231 de la Copa de Europa, registro jamás alcanzado por otro equipo en la máxima competición continental. Lleva ocho títulos (6 de Copa de Europa y 2 de Champions League), muy por encima de los cinco del Milán y los cuatro de Bayern Múnich, Liverpool y Ajax. Ha vencido en más de la mitad de los partidos que ha jugado (135) y ha marcado más de medio millar de goles (523). Números dignos del number one, del rey de Europa, del Imperator que esta noche intentará recuperar la autoestima perdida.

Considero inadmisible el bombardeo que algunos lideran contra el club que más y mejor ha representado al fútbol español por los cuatro puntos cardinales del Viejo Continente. El Madrid diseña el Centenario con el sueño de elevar el trofeo de La Novena en Hampden Park, el mítico escenario del 7-3 al Eintracht Francfort. Fuera alarmismos. Hasta Fabio Capello, con el que apenas comulgo, tiene razón. "El problema del Madrid sería no tener a Zidane". Pues eso.