PIRAGÜISMO | EUROPEO
ANA PENAS SUBE AL PODIO EMBARAZADA
La piragüista pontevedresa, que está embarazada de tres meses, logró dos medallas en los Europeos celebrados en Polonia.
¿Se puede practicar un deporte de tanto esfuerzo como el piragüismo en pleno embarazo? Los ginecólogos dicen que no, pero la pontevedresa Ana María Penas (olímpica en tres Juegos, once años en el equipo nacional, cuatro veces en podio en campeonatos del Mundo) se ha empeñado en llevarles la contraria: no sólo ha competido, sino que también ha ganando cuatro medallas, dos en el Europeo en julio y dos en el reciente Mundial de Polonia, cuando ya estaba en su tercer mes de gestación.
"Yo tenía un compromiso con mis compañeras del K-4 y no podía dejarlas en la estacada", asegura Ana, a quien su ginecólogo la recomendó descanso "un lunes, el día antes de salir para disputar el Europeo de Milán en julio". Cumplir la recomendación "era echar por la borda el trabajo de las otras compañeras".
Salió en Milán y se llevó dos medallas (plata y bronce), y entonces pensó en seguir adelante, "hasta el Mundial", con el mismo premio, plata y bronce: "Durante todo este tiempo nadie, al margen de mi novio y nuestra familia, ha sabido que estaba embarazada. No quería preocupar a mis compañeras, y tampoco que lo supieran los directivos, porque lógicamente no querrían correr riesgos y me mandarían a casa. Ni siquiera lo supo el médico de la selección, porque tuve la suerte de que en el control anti doping por sorpresa que nos hicieron no me tocó a mí".
Dice que su embarazo es muy querido aunque no estaba programado: "Voy a cumplir treinta años en diciembre y mi novio y yo habíamos pensado en que era el momento de ser madre. No queríamos esperar mucho más, así que dejamos de tomar precauciones aunque pensando que no me quedaría encinta de inmediato, pero fue despreocuparnos y quedarme preñada".
Sostiene que su reacción ha sido un riesgo calculado, porque en todo momento estuvo pendiente de sus sensaciones: "En Milán me notaron preocupada, porque yo sabía que era arriesgado, y tampoco quería abortar. José Manuel Crespo, ni novio, que también está en la selección, era el que me ayudaba a superar esa situación de angustia. Como vi que me encontraba bien, que no tenía vómitos ni mareos, apuré para llegar al Mundial, porque no quería fallarles a mis compañeras; iba a ser complicado encontrar con tan poco tiempo de margen una cuatro para la embarcación. Ahora he dicho basta; hasta que no dé a luz, en febrero, se acabó la piragua".