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JUEGOS DE INVIERNO

Pekín se despide con una nueva vida invernal para España

A través de una ceremonia tecnológico y luminosa, China cierra los Juegos de Invierno 2022, una edición con esperanzadores resultados españoles.

Actualizado a
Pekín se despide con una nueva vida invernal para España
DPA vía Europa Press

Linternas en forma de copos de nieve, llevadas por niños y niñas que correteaban por el 'Nido de Pájaro' de Pekín, daban por iniciada la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022. Su 24ª edición, la primera que ha compartido ciudad con su versión veraniega. Un "nudo chino", gigante y en posición central, incidía en el llamamiento a la paz lanzado en el acto inaugural; unas ramas de sauce luminosas, altas y deslumbrantes se presentaban como un regalo de despedida entre amigos, tal y como explica la tradición local. Músculo tecnológico a través de la realidad virtual y, en medio de tal despliegue escénico, los protagonistas, los atletas. Entre ellos, la delegación española, encabezada por un Adrián Díaz brillante. Diploma olímpico junto a Olivia Smart y muestra de un cambio de paradigma para España. 

Bajo unos fuegos artificiales que dibujaban las palabras "one world" (un mundo) y "one family" (una familia), China, en su proclama de abrazar al resto del mundo, despedía unos Juegos que se han emocionado con las melodías de Charles Aznavour y bailado al ritmo de Elton John, banda sonora del ascenso de Nathan Chen. Que han dicho adiós a leyendas de la talla de Shaun White, The Flying Tomato, icono social y triple campeón olímpico, o que han sido escenario de pulsos épicos entre Johannes Thingnes Boe y Quentin Fillon Maillet, dominadores del biatlón junto a Marte Olsbu Roiseland, su reina. Unos Juegos con su parte tradicional, mediante el quinto oro de Canadá en hockey hielo femenino o la continuada hegemonía alemana en bobsleigh; y su lado rompedor, con la caída del emperador, Ryoyu Kobayashi, la primera campeona negra en patinaje de velocidad, Erin Jackson, o 'el rockero del curling', un Matt Hamilton que, pese a no alcanzar la gloria, siempre será recordado, con su melena, su gorra, su bigote, sus zapatillas customizadas y sus nobles causas.

La unión entre países, muy presente en la clausura.
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La unión entre países, muy presente en la clausura.DPA vía Europa Press

Sobre un hielo en el que dos bailarines, representando las almas de la montaña y la cuidad, daban la bienvenida a la edición de 2026, en Milán y Cortina, se dejaban atrás unos Juegos que, también, quedarán marcados por el 'caso Valieva'. Ese prodigio ruso que introdujo los cuádruples saltos en el olimpismo, pero que se despidió destrozado y lidiando con una presión desmesurada para una niña de quince años. Sus lágrimas finales, fruto de la mala gestión de un caso que continuará, mostraron la cara más amarga del deporte, una que han conocido Mikaela Shiffrin o Perrine Laffont, duramente increpadas por sus resultados en la cita olímpica. Luces y sombras de unos Juegos que han consolidado el inamovible dominio noruego en el medallero y han confirmado el ascenso español en los deportes de nieve y hielo. Queralt Castellet, Lucas Eguibar, Javier Lliso, Adrián Díaz y Olivia Smart... Primera vez que, en ediciones seguidas, España suma medallas (una plata) y primera vez que la delegación vuelve con cuatro deportistas entre los ocho mejores en sus disciplinas (tres diplomas). Pekín se despide y España da la bienvenida a una nueva vida invernal.