EE UU no sale del drama
La selección estadounidense de hockey hielo masculino cae en cuartos de final ante Eslovaquia y se queda sin medalla por tercera edición seguida. Canadá se suma al desastre.
El hockey hielo forma parte de la religión deportiva estadounidense. El fútbol americano, el baloncesto, el béisbol... Completa ese conjunto de disciplinas que, con las ligas más poderosas del mundo a su disposición, mueven torrentes de emociones en el llamado país de las oportunidades. La NFL en fútbol americano, la NBA en baloncesto, la MLB en béisbol y la NHL en hockey sobre hielo. El Big Four, las cuatro grandes. Junto a la Premier League inglesa, las cinco competiciones con más ingresos en el mundo. Fundada como tal en 1917, la National Hockey League tiene su origen en Canadá, pero rápidamente abrazó al país vecino. En 1924, se expandió a Estados Unidos y, a día de hoy, 25 de sus 32 equipos son estadounidenses. Con una gran masa de aficionados nacionales detrás, sus pabellones tienen 19.000 asientos de media. La pasada temporada, el último partido de la NHL Stanley Cup atrajo a 3,9 millones de espectadores. Casi cuatro almas heladas por el frío pekinés.
Estados Unidos, por tercera edición consecutiva, no se subirá al podio de los Juegos Olímpicos de Invierno. Drama nacional, uno que parece no tener fin. La tradición demanda más y la historia, también. Tras Canadá, también sorprendentemente apeada, y Rusia, el combinado yankee es el más laureado en el medallero olímpico histórico. Dos oros, ochos platas y un bronce que, por obra y gracia de Eslovaquia (2-2 y victoria en los penaltis), que ya iguala su mejor puesto invernal, se quedarán en eso.
No parecía el mejor año para poner fin a la sequía, aunque el camino había avivado la esperanza. Estados Unidos llegaba a China sin jugadores de la NHL. Las grandes estrellas de su hockey estaban predispuestas a participar, incluso motivadas por el peso de la maldición reciente, pero el puzle en el que la pandemia ha convertido los calendarios deportivos lo impidió. Dos semanas muy valiosas para recuperar la ingente cantidad de partidos aplazados en una liga que llegó a tener a más de 100 jugadores en cuarentena y que, en diciembre, se vio obligada a parar por completo. Malos augurios, pero, hasta la hecatombe final, buenos resultados. Hasta históricos. Doce años después, y como carta de presentación, Estados Unidos vencía a Canadá en el clásico del hockey hielo. Tras ello, pleno de victorias y mejor balance goleador del torneo. Los tiempos dorados de Lake Placid (1980) parecían acercarse, pero, al parecer, sólo era una trampa cruel.
El final más dramático posible
Las grandes ilusiones traen consigo el peligro de las decepciones gigantes. Eslovaquia, con sólo seis participaciones en los torneos de hockey olímpicos y dado el contexto, parecía el rival perfecto para acelerar el trayecto hacia las medallas. Nada más lejos de la realidad: la caída, de la forma más dramática posible. A 43,7 segundos de finalizar el tiempo reglamentario, el capitán eslovaco, Marek Hrivík, empataba el encuentro. En los penaltis, un único tanto de Peter Cehlárik certificaba el desastre estadounidense. Uno que se había empezado a mascar con el gol inicial de Juraj Slafkovský, promesa eslovaca que apunta alto en el Draft 2022 de la NHL, irónicamente, pero que parecía alejarse con la respuesta de Nick Abruzzese, al final del primer parcial, y de Sam Hentges, mediado el segundo. Espejismo del cierre a una vergüenza nacional que firma su tercer capítulo.
Canadá se suma al desastre
Misma responsabilidad histórica, mismo favoritismo y mismo desastre. Eslovaquia y Suecia como destructores de la hegemonía del hockey hielo masculino, con permiso de un Comité Olímpico Ruso que sí estará en semifinales (completadas por Finlandia), aunque por los pelos (3-1 contra Dinamarca). Si los eslovacos apeaban a la doble campeona olímpica, los suecos, también con dos máximas preseas en su palmarés, largaban a Canadá (2-0), con nueve oros en su historial. Por la entidad del rival, menos impactante la caída canadiense, pero igual de dolorosa. Posible 'clásico' por los aires, uno que sí se dará en la final femenina, y cita olímpica para el recuerdo, pues entra en un selecto club. Innsbruck (1964 y 1976), Sarajevo (1984), Calgary (1988), Nagano (1988) y Turín (2006) habían sido las únicas ciudades sin subir al podía ni a Estados Unidos ni a Canadá. Pekín se une a ellas.
