Gran diploma olímpico para la danza sobre hielo española
Olivia Smart y Adrián Díaz bordaron su programa libre con récord de España para mejorar su plaza inicial y terminar octavos en los Juegos de Pekín.
"Estamos muy preparados para competir con los equipos que siempre están dando guerra, para abrir camino y para que España quede bien alta", decían Adrián Díaz (Barcelona, 32 años) y Olivia Smart (Sheffield, 24) en la previa. Y la pareja española en danza sobre hielo, que ganó la plaza tras una batalla fratricida frente a Sara Hurtado y Kirill Jalyavin (duodécimos en Pyeongchang 2018), cumplió con creces lo prometido. Tras un fantástico programa de danza rítmico que les clasificó con mucha solvencia para la final en el noveno puesto el gran objetivo era adelantar al menos una posición que permitiera obtener el diploma olímpico en los Juegos de Pekín.
Para ello, necesitaban rozar la perfección. Y la superaron sobre la pista de hielo del Capital Indoor Stadium de Pekín. Con la música de 'La máscara del zorro' realizaron un programón maravilloso patinado a su máximo nivel: perfección en cada elemento, control en las piruetas, presencia y energía mantenida a su nivel exacto, perfectas elevaciones, limpieza impoluta en las secuencias de pasos, sincronía, precisión y sincronización en las combinaciones, elementos coreográficos y los 'twizzles'... Todo realizado además con gran seguridad para sumar una puntuación de 121.41 puntos y un combinado de 199.11. Récord de España total y del programa libre, octava plaza y diploma olímpico. El mejor resultado en la historia para la danza española en unos Juegos y en competición mundial. El oro fue para los franceses Gabriella Papadakis y Guillaume Cizeron con 226.98, récord del mundo.
"Veníamos a Pekín a disfrutar, pero con la idea constante en la cabeza de que había que patinar bien y sin ningún tipo de fallo para lograr el objetivo de conseguir el diploma olímpico. El nivel es muy alto pero me hubiera ido muy triste de no haberlo conseguido. Estábamos bastante nerviosos antes de salir, pero nos hemos recordado que simplemente era hacer de nuevo el programa, otra vez, como lo hacemos todos los días. La presión es algo que te echas encima y que lo que debíamos pensar únicamente era hacer la rutina una vez que la música empieza a sonar. No es fácil, pero por eso es necesario recordarlo antes de salir para que la cabeza no te juegue malas pasadas. No podemos pedir más, estamos muy contentos. Ahora haremos un último esfuerzo para el Mundial (Montpellier, Francia, 21-28 de marzo) y luego cogeremos vacaciones, que el cuerpo ya nos está pidiendo descanso y playa", aseguraba pocos minutos después Adrián Díaz.
Horas después, más tranquilos, atendieron a la prensa española vía zoom. "Estábamos muy nerviosos hasta que ha empezado la música a sonar", reconocían. Tras explicar que no completarán otro ciclo olímpico completo como pareja pusieron el valor lo que significa ser diploma olímpico. "El máximo objetivo de resultado era este y también hacer dos grandes programas que hemos sacado sin fallo. Significan muchos años de esfuerzo, entrenamiento diario y la demostración de que con pasión e ilusión se pueden alcanzar los sueños que te has propuesto. Este diploma olímpico debe ser un mensaje para todos los jóvenes patinadores españoles que sueñan con esto. Que vean que se puede conseguir", aseguraron a AS. ¿Se podría haber hecho aún mejor? "Técnicamente siempre es posible mejorar un poco más, pero estamos muy contentos. Tardaremos un par de días en asimilar este resultado". Por último, Adrián era rotundo: "Hay que promover más el patinaje para que los niños y niñas se enganchen. Hay que ofrecer disponibilidad de hielo para que empiecen. La construcción de un centro de alto rendimiento en España sería excepcional y necesario".