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JUEGOS OLÍMPICOS

Sonrisas y lágrimas

España alcanza las 17 medallas de Río a falta del partido por el bronce del waterpolo. Las platas del fútbol y las guerreras del agua, amargas. Entrerríos se va con medalla.

Tokio
Sonrisas y lágrimas
JESÚS RUBIO

Día de medallas y día de leyendas en Tokio. Un sábado que sirvió para despedir con honores a Raúl Entrerríos y para que Saúl Craviotto igualara con David Cal como el español más laureado en unos Juegos. Con la plata del K4 500, cinco chapas ya en el pecho de un deportista ejemplar, además de policía nacional y maestro de la cocina.

España terminó la jornada con 17 medallas, las mismas que se obtuvieron en Río. Y el waterpolo masculino tenía de madrugada (06:30), en el partido por el bronce contra Hungría, la oportunidad de redondear la cifra y llegar a las 18 de Londres 2012. Lo malo, que de los siete oros de 2016 que permitieron a la delegación terminar 14ª en el medallero se ha pasado a tres (Sandra Sánchez en kárate, Alberto Ginés en escalada y Alberto Fernández-Fátima Gálvez en trap mixto) y ahora navega 21ª en la tabla. El fútbol y el waterpolo femenino tuvieron la oportunidad de arreglarlo… pero el oro en deportes de equipo sigue siendo esquivo desde hace 25 años.

El piragüismo volvió a ser fiel a la cita con los podios. El K4 500 por fin pudo dar un relevo a los Menéndez, Celorrio, Misioné y Díaz Flor, plata en Montreal 1976, con otra medalla con la embarcación reina, la que mide el potencial de un país. Saúl Craviotto, Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade se quedaron a 226 milésimas del oro de Alemania. Tras un minuto de chasco, lo celebraron a lo grande. El leridano ya suma dos oros, dos platas y un bronce en tres Juegos, frente al oro y las cuatro platas de David Cal.

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ADEK BERRYAFP

"¡París 2024 está ahí, a tres años, así que me veréis allí!", anunció Craviotto pensando ya en la sexta, que ganaría con 40 años. Los mismos con los que lo deja Raúl Entrerríos. El Hispano que se regaló un bronce frente a Egipto (33-31) marcando el último gol. El final soñado para un campeón del mundo y de Europa al que sólo le ha faltado el oro olímpico para cerrar el círculo. "No siento miedo al vacío, porque sinceramente creo que era el momento de dejarlo", se despidió.

También pretendía cerrar su círculo la selección femenina de waterpolo, que llevaba nueve años pensando en una revancha de la final olímpica de Londres 2012 contra Estados Unidos. No se pudo cobrar la deuda (14-5) ante un grupo que encadena tres oros olímpicos. Un Dream Team frente a las mejores humanas. Aún hay diferencia.

Igual suerte (mala) corrió la selección de fútbol en Yokohama. Brasil revalidó el título que conquistó en Maracaná en la prórroga. Un 2-1 doloroso, con gol de Malcom en la segunda parte de la prolongación (la tercera, tras las de Costa de Marfil y Japón). El compromiso de un grupo excelente, campeón de una Eurocopa Sub-19 y otra Sub-21, no tuvo el premio gordo del oro, que es lo que vino a buscar hasta Tokio incluso con seis jugadores de la Eurocopa. La final soñada terminó en pesadilla. La plata se valorará cuando pase el enfado.

El sábado también venía con otras opciones de medalla. Albert Torres y Sebastián Mora volvían nueve años después a unos Juegos, con la madison, la especialidad en la que fueron plata y bronce mundial en 2018 y 2016, pero se tuvieron que conformar con el diploma: sexto puesto. En los 1.500, Adeel Mechal firmó una quinta plaza con mejor marca personal (3:30.77) en una carrera deslumbrante con Jakob Ingebrigtsen como protagonista (3:28.32, récord olímpico). Un puesto de mérito en unos Juegos que echan el cierre este domingo.