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JUEGOS OLÍMPICOS | KÁRATE

La cabezona a la que dieron con la puerta en las narices

Sandra Sánchez (39 años) dejó el CAR con 20 años para cuidar a su madre enferma y hasta los 32 años no ganó su primer Nacional... Ya no paró.

Tokio
La cabezona a la que dieron con la puerta en las narices
Jesús Rubio

A Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 39 años) le dieron con la puerta en las narices en la Selección. Y en vez de darse la vuelta, decidió derribarla. con 20 años, entró en el CAR de Madrid pero al mes lo dejó para cuidar de su madre, enferma de cáncer. La Federación, entonces, se olvidó de ella.

La toledana hizo la carrera de Ciencias del Deporte, se fue a vivir a Brisbane (Australia), donde jugó en un equipo de fútbol mixto, perfeccionó su inglés y dio clases extraescolares, volvió a España, insistió e insistió hasta que Jesús del Moral (su entrenador y pareja) accedió a entrenarla, fichó por un club de Dubái donde vivió dos años. Y, a base de perseverar ("soy una cabezona, pero también muy disciplinada", dice) volvió a la selección. Llegó a entrenarse en parques y "en una terraza de dos metros cuadrados" de su suegra, recuerda.

Pero un oro en el Campeonato de España lo cambió todo. ¡Con 32 años! Cinco veces campeona de Europa, una del mundo, mejor karateca de la historia en katas para la Federación Internacional (WKF), número uno del mundo... Encadenaba 49 podios en competiciones internacionales desde enero de 2015. Seis años y medio sin bajarse del podio. El 50 ha sido el olímpico.

“Al principio estuvimos dos años que perdíamos hasta a las chapas, fue todo un proceso. Cada campeonato veíamos en qué había que mejorar, y con trabajo y dedicación ganó”, recuerda Jesús del Moral, que define a Sandra como "un espíritu libre" que "cambió la presión por el disfrute". Por eso siempre sonríe. Cuando compite, cuando entra en el Libro Guinness de los Récords por su impresionante racha o cuando en Japón, donde es una estrella, le regalan unos Dorayakis (el postre favorito de Doraemon) pesonalizados con su nombre. Todo es un regalo, que llegó tarde, pero llegó.